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A PESAR DE TODO, LA VIDA COFRADE CONTINUA Estamos a las puertas de la cuaresma e inmersos en la tercera ola de la pandemia. A pesar de todas...

A PESAR DE TODO, LA VIDA COFRADE CONTINUA

Estamos a las puertas de la cuaresma e inmersos en la tercera ola de la pandemia. A pesar de todas las dificultades en las que nos encontramos como los cierres perimetrales de las poblaciones, los toques de queda y restricciones horarias para salir a la calle, reducciones de aforos, distancias sociales y mascarillas, suspensiones de cultos y veneraciones, a pesar de todo eso la vida cofrade en la mayoría de las cofradías de Sevilla sigue su curso, existe una aparente normalidad dentro de lo que cabe, aunque a las siete de la tarde lo único que hay abierto en la ciudad son los templos donde se celebran los cultos de regla.

Prueba evidente de lo afirmado son las imágenes que acompañan este texto, los altares de triduo de la Virgen del Buen Fin de la Hermandad de la Lanzada, ya vestida de hebrea como preludio anunciador de lo que está por llegar, los altares de quinario de la Hermandad de Monserrat, San Isidoro, Candelaria, Tres Caídas de Triana y el del septenario de la Virgen de la Amargura junto a la veneración de la Soledad de San Lorenzo son señales evidentes de que a pesar de todas las dificultades y de que otro año más las cofradías se quedarán sin su estación de penitencia, la voluntad y el deseo de que todo es como siempre, prevalece y se continua con las arraigadas tradiciones cofrades.

Fotos y texto Alfonso Garcia









Como dice la canción: «De escuchar su risa loca y sentir junto a mi boca como un fuego su respiración»… En estos momentos donde llevamos cas...

Como dice la canción: «De escuchar su risa loca y sentir junto a mi boca como un fuego su respiración»… En estos momentos donde llevamos casi un año sin ser nosotros mismos y poco a poco vamos olvidando nuestra idiosincrasia, echamos de menos ir los bares, comer con nuestra familia, comidas familiares, de amigos, de empresa etc. Ahora que los días van siendo mas largo vamos echando de menos nuestras tertulias cofrades, nuestros ratos de conversación en torno a la Cuaresma y Semana Santa.

Echamos de menos el sonido de las ruedas del troler en cualquier estación, !con lo desagradable que era esa sonido!. Echamos de menos los abrazos, las relaciones humanas, el compartir cualquier situación, alimento o afectividad; echamos de menos los besos de nuestros padres, de nuestros hermanos, de nuestros sobrinos, de nuestros primos, amigos...

Animo a todos a seguir quedándonos en casa, no hay otra, solo las vacunas, pero ahora como viene siendo habitual por los que nos dirigen, no tenemos ni el culillo sobrante...

SMCE

foto archivo


 ¿Tiene sentido suprimir un triduo o una misa de hermandad, sabiendo que el aforo no se va a llenar? Hay que tener mucho cuidado con las sus...

 ¿Tiene sentido suprimir un triduo o una misa de hermandad, sabiendo que el aforo no se va a llenar? Hay que tener mucho cuidado con las suspensiones y no ser más papistas que el Papa Francisco. Más peligro presunto que en un templo con 50 personas puede haber en los centros comerciales, o en las terrazas de algunos bares aunque tengan mesas de cuatro contertulios.

Además, dentro de un mes y medio, no se sabe si estaremos mejor o peor. Hay que ser prudentes, sí, pero sin adoptar decisiones apresuradas. ¿Nos vamos a encerrar para todo? ¿O no? Esa es la cuestión.

Dentro de un mes y medio no se sabe si estaremos mejor o peor. Hay que ser prudentes, sí, pero sin decisiones apresuradas.

Foto archivo. Preparación de los cultos de una hermandad



 NOS FALTA LA ILUSIÓN Hace justo un año por estas mismas fechas comenzábamos el ciclo de actos, cultos y demás eventos cofrades que nos cond...


 NOS FALTA LA ILUSIÓN

Hace justo un año por estas mismas fechas comenzábamos el ciclo de actos, cultos y demás eventos cofrades que nos conducirían hacia la meta deseada de una nueva semana santa, todavía no sabíamos nada de posibles pandemias, ni de confinamientos, ni se nos pasaba por la cabeza la suspensión de los cortejos procesionales, por lo que las sensaciones eran completamente diferentes a las del actual momento.

Ahora volvemos a tener los primeros cultos como el quinario del Gran Poder o de Jesús de las Penas de San Vicente o la novena de Jesús de la Pasión y después vendrán más, veneraciones de las imágenes titulares, ciclo de exposiciones cofrades, actos de carácter musical relacionado con la principal celebración religiosa de la ciudad etc., pero en este año, lo más importante de todo, que es la no celebración de cultos externos, es decir la ausencia de procesiones por las calles de Sevilla ya la conocemos, los cofrades ya sabemos que este año no habrá semana santa una vez más, por mucho que la jerarquía eclesiástica nos diga lo contrario, para un sevillano la semana santa no es asistir a los santos oficios, es otra cosa mucho más importante para nuestros espíritus imbuidos de la tradición y la fe popular, el rito de sacar a nuestra cofradía a la calle, participar en la estación de penitencia, sentir, oír, oler, recordar a los que ya no están, en definitiva vivencias que uno lleva en su alma y que cada año vuelven a salir a flor de piel y que son una recompensa para nuestros cuerpos y nos ayudan a continuar en nuestra vida.

Eso un año más nos faltará, por eso la sensación que tenemos actualmente es la de la falta de ilusión, esa ilusión que se nos ha arrebatado dos meses antes de la tan ansiada cuaresma y posterior semana santa, esos cuarenta días que el cofrade vive con intensidad, como camino preparatorio para el culmen de nuestros anhelos marcados en el calendario en el día de nuestra salida procesional, jornada que nos tenia en vilo mirando siempre los partes meteorológicos para tener la tranquilidad de que no lloverá, esa preparación tradicional al día soñado que es un ritual, sacar la papeleta de sitio, preparar las túnicas, recibir el boletín de la hermandad, ayudar en el  montaje de los pasos, asistir a la subida del Cristo al paso, las noches de pescaito frito y así un largo etcétera.

Son tantas cosas las que ya sabemos que no vamos a poder vivir y disfrutar que el estado de desilusión es enorme, máxime cuando la incertidumbre es total de cara al futuro, confiamos en que esta situación termine pronto, gracias a los avances médicos de las vacunas pero a fecha de hoy nadie nos puede garantizar lo que sucederá en los próximos meses.

Texto y fotos Alfonso García


En 2020 no hubo procesiones, pero la población estaba confinada en sus casas y las iglesias -casi todas- tampoco estaban abiertas. El escena...

En 2020 no hubo procesiones, pero la población estaba confinada en sus casas y las iglesias -casi todas- tampoco estaban abiertas. El escenario, por tanto, era bien distinto al que se dibuja en el horizonte de finales de marzo de 2021. Tampoco habrá procesiones este año según se espera, pero a priori sí habrá gente en las calles e iglesias abiertas. Toca, por tanto, inventar una Semana Santa sin calles.

Foto SMCE



La última semana del año no ha podido ser más desesperanzadora para los cofrades. Era como rememorar aquella pesadilla que se vivió en el me...

La última semana del año no ha podido ser más desesperanzadora para los cofrades. Era como rememorar aquella pesadilla que se vivió en el mes de marzo cuando los consejos de hermandades y las diócesis iban suspendiendo semanas santas por minutos en una escalada que daba hasta cierto vértigo por la velocidad a la que se sucedían las noticias.

Si el pasado martes se hacía público el movimiento de ficha de Sevilla y suspendía todos los actos y celebraciones en la vía pública durante los días de Semana Santa y Cuaresma, el miércoles, era el Arzobispado de Granada el que, en un gesto de solidaridad, se sumaba a la capital hispalense y suspendía también sus procesiones.

A pesar de la buena intención de muchos cofrades por esperar algunas semanas con el fin de observar cómo se va desarrollando la pandemia del COVID-19, la realidad es tozuda y son muchas las vidas que se han perdido en estos meses de crisis sanitaria. La historia es bastante fácil de explicar: A mayor contacto humano las posibilidades de contagio se incrementan, por tanto, más personas con la enfermedad agravada y un crecimiento de ingresos en los hospitales. Esto da, como resultado final, un desbordamiento de las unidades de cuidados intensivos. Son habas contadas y con un simple manual de lógica elemental se puede llegar a la conclusión de que es imposible. El capricho y el pataleo —muy dado entre los cofrades— de poco o nada sirve cuando miles de vidas se pierden en este siniestro sendero de la pandemia. Es algo muy serio lo que está en juego.

Sin embargo, no por mucho madrugar amanece más temprano. Y se han visto estos meses auténticos ejercicios de tozudez cofrade en foros y redes sociales donde el único análisis fácil es el alumbramiento de una conjura de malvados maridado con una teoría conspiranoica que a la vez está ligada a los intereses políticos de unos cuantos que se levantan cada mañana con la única intención de ver cómo se cargan las cofradías. Mientras las tasas de incidencia fluctúan y las personas enferman, el cotilleo cofrade dirime en si hay que sacar pasos o quedarnos un año más viendo las retransmisiones del 2019. Un debate de besugos.

El origen de las hermandades siempre fue el auxilio del más necesitado. Ayuda asistencial, cuando se caía en una grave enfermedad o en tener la certeza de cuando uno pasaba al Cielo Eterno alguien iba a apiadarse de tu cuerpo mortal y te enterraría dignamente. Después vinieron las manifestaciones públicas de fe. Y esta es una de las grandes funciones de las cofradías. Dar a conocer la doctrina cristiana a través de las catequesis plásticas que se representan en los pasos. Todo esto suponiendo que la totalidad de los cofrades saben lo que cada paso representa elevado sobre un canasto dorado.

El nuevo horizonte

Dejando a un lado el anecdotario, las curiosidades cofrades y las ‘corrientes de pensamiento’, la cuestión se basa ahora en el horizonte que se vislumbra para los próximos meses. Nada alentador. Las tertulias cofrades hubieran aprovechado mejor el tiempo si, en lugar de pensar si se sale o no se sale —creencias aparte—, se hubiera configurado un proceso de adaptación a los complicados tiempos que se acercan. Tan dificultosos que en este medio adelantó que podría darse el caso de la disolución de algunas hermandades en la ciudad. Esperemos que nunca haya que recurrir a este titular para tomarlo como premonitorio.

La cuestión económica es más grave de lo que parece. Una vez suspendida la Semana Santa en todas y cada una de las poblaciones andaluzas y españolas, el auténtico enemigo se va a encontrar en los ajustes de cuentas. En las partidas de gasto y en las exiguas entradas de ingresos. Ahí es donde la pandemia puede hacer verdadero blanco en las corporaciones nazarenas. Y ahí es donde habrá que sortear el hachazo que se aproxima para que, al menos, sea lo menos letal posible.

Con una Semana Santa suspendida, entramos de nuevo en un escenario de ingresos cero. Muchas cofradías se nutren económicamente del reparto de las sillas y palcos de la carrera oficial. El ya pasado año 2020 se esquivaron los problemas económicos pero ahora quedan doce meses más de vía crucis. A este importante f lujo de entrada de ingresos hay que añadirle que un porcentaje nada desdeñable de hermanos no actualizan sus cuotas al ver el futuro incierto. Las loterías han bajado en las previsiones de venta y los eventos que se organizan para fortalecer las tesorerías no constan ahora en la hoja de ruta de las juntas de gobierno.

Semama Santa Jerez
Foto SMCE


Empieza el año con la misma incertidumbre con el que terminó. O con algo menos, ya que después de la maniobra de Sevilla (regular nada más e...

Empieza el año con la misma incertidumbre con el que terminó. O con algo menos, ya que después de la maniobra de Sevilla (regular nada más en las formas, desentendiéndose cofradías y arzobispo de lo que se quería hacer a nivel andaluz) la suspensión formal de las procesiones depende únicamente de una agonía que determinados intereses, o esperanzas, mantendrán como mucho hasta mediados de enero. Así que la ausencia por segundo año de Semana Santa se da ya como una certeza y así todos lo reconocen

El gran interrogante del nuevo año es cuándo podrán volver a salir las procesiones a la calle por lo bajini, a la espera de ese solemne anuncio, comunicado o decreto que lo confirme. Y sin procesiones en la calle, una de las claves de este 2021 será qué Cuaresma y Semana Santa vivirá la ciudad, ya que a priori la gente podrá estar en la calle y las iglesias podrán estar abiertas, con las limitaciones de aforos y horarios que se apliquen en marzo.  En muchos casos se habla de exposición extraordinaria de las imágenes a la veneración, en algún caso incluso de montar el paso de misterio o de palio,  organización de exposiciones  (sobre la que también se ha adelantado Sevilla, que ya ha anunciado la suya) durante esos días de Semana Santa.

Las cofradías tendrán que resolver, en buena medida, a lo largo de este año cómo funcionarán sus economías, cómo se salvarán unas cuentas excesivamente dependientes (en muchos casos) de las salidas procesionales, cómo adaptarán sus cultos a la epidemia… En definitiva, cómo afrontar esta nueva realidad que muchos creen que en determinados aspectos no se marchará con el Covid sino que viene para quedarse.

La epidemia es la que marcará, en definitiva, qué año 2021 tendrán muchas de nuestras hermandades; hasta cuándo durará esta especie de interinidad en la que viven las hermandades desde el pasado mes de marzo; cuándo recuperaremos las iglesias llenas; y, el interrogante que a día de hoy sobresale sobre el resto, cuándo volveremos a ver una procesión en la calle.

Rosario de la Aurora, Hdad Montesión Sevilla 2015
Foto Alfonso García



Las imágenes letíficas de vestir tienen la particularidad de adaptarse a los diferentes momentos del calendario litúrgico, no solamente con ...

Las imágenes letíficas de vestir tienen la particularidad de adaptarse a los diferentes momentos del calendario litúrgico, no solamente con los cambios de indumentaria y de colores según la época del año, también pueden cambiar de iconografía para dar más sentido pedagógico litúrgico a lo que se trata de decir y representar.

Esta afirmación que acabamos de decir lo vamos a ejemplificar con la Virgen de los Reyes de la hermandad de los Sastres de Sevilla. En las primeras fotografías la tenemos vestida para el tiempo de adviento, en ella aparece vestida de color morado, en sus manos porta un libro y en su vientre aparece la representación de un niño, simbolizando el estado de buena esperanza, la virgen está embarazada y queda poco para el nacimiento de Jesús.

Una vez nacido el Niño Dios el día de Navidad la virgen se cambia de vestimenta, aparece con un terno blanco, símbolo de pureza y la imagen ya porta al niño en sus brazos. La imagen del niño se encuentra vestida con un batón de cristianar, este aditamento no es casual porque en breves fechas se celebran dos festividades como son la del Dulce Nombre de Jesús y el Bautismo de Cristo por lo que la vestimenta da sentido a lo que se quiere representar con la imagen en estas fechas tan señaladas del calendario litúrgico.

Evidentemente esto se puede hacer teniendo los medios y un equipo de priostía que además de tener los conocimientos religiosos, tenga la voluntad de querer hacer las cosas.

Texto y fotos: Alfonso García


Nadie, absolutamente nadie, podía siquiera imaginar la que se nos venía encima cuando en Nochevieja despedíamos el año y recibíamos entre ca...

Nadie, absolutamente nadie, podía siquiera imaginar la que se nos venía encima cuando en Nochevieja despedíamos el año y recibíamos entre campanadas y uvas al entonces recién nacido 2020, hoy ya sellado como el año más nefasto de nuestras vidas. Un año capaz de proponernos el inicio de unas Navidades confusas y complejas, atípicas como ninguna de cuantas hemos vivido hasta ahora o que probablemente podamos vivir en el futuro y con esta Nochebuena en la que habremos de hacer de tripas corazón para poder usar la palabra celebrar la que será la más triste Nochebuena que sumaremos al recuerdo de tantas otras, y tan diferentes, como ya hemos vivido.

Es verdad que cada año la Navidad se tiñe de algunos colores nostálgicos, recuerdos de la infancia perdida, ausencias de seres queridos que han ido quedando en el camino… pero es una nostalgia sana y edulcorada porque nos recuerda que las personas lo somos precisamente porque tenemos sentimientos. Pero este año no es esa la cuestión, muy al contrario esta Nochebuena que hoy nos disponemos a vivir se grabará en nuestros corazones con un dolor y una tristeza a la que no podrá ser indiferente la cena familiar con más huecos que nunca, viviremos en muchos hogares una Nochebuena melancólica porque hay emociones básicas que, afortunadamente, no podremos reprimir.

Será la primera Nochebuena que muchos hijos no pasan con sus padres o en la que faltarán los abuelos porque se los ha llevado el maldito Covid-19 o, lo que es casi igual de duro, que no puedan salir de las residencias de mayores. Canción triste de una Nochebuena como ésta, sin duda la más triste que esculpiremos en nuestros recuerdos.

Detalle de una comida familiar, foto SMCE



 Adiós 2020 A las puertas de 2021 toca reflexionar sobre cómo ha sido este año que se va. El 2020, sin duda, quedará grabado en nuestras men...

 Adiós 2020

A las puertas de 2021 toca reflexionar sobre cómo ha sido este año que se va. El 2020, sin duda, quedará grabado en nuestras mentes para siempre. Hay quienes lo describen como «el peor año de la historia», y no se quedan cortos: el 2020 ha hecho peligrar la salud de la humanidad y nos ha hecho vivir momentos muy duros. Pero, a la vez, estos hechos nos harán resurgir más fuertes.

En retrospectiva, me quedo con las pinceladas buenas que nos ha aportado: aprender a valorar a nuestra familia, nuestros amigos y los pequeños momentos. Pero sobre todo, aprender a valorar el tiempo. Este año ha sido un choque de realidad en cuanto al tiempo limitado que tenemos. Nunca se sabe cuándo nos lo pueden arrebatar, por eso es importante rodearnos de todo lo bueno y lo que nos hace felices.

Adiós 2020. Te recordaremos siempre, pero no te echaremos de menos

foto SMCE



Nos queda ya poco para terminar con el año que de forma tan inesperada nos sorprendió mientras vivíamos nuestras vidas. ¡Qué paradoja! Hasta...

Nos queda ya poco para terminar con el año que de forma tan inesperada nos sorprendió mientras vivíamos nuestras vidas. ¡Qué paradoja! Hasta que nos hemos dado cuenta de que nuestras vidas eran ser peluqueros que no podían peinar, camareros que no podían servir cafés y pequeños comercios que no podían comerciar.

2020 está llegando a su final, con grandes noticias y expectativas que, en forma de vacuna, ya llegan desde muchos lados. Pero llegará 2021, con millones de parados y una gran crisis económica de la que -aquellos que hayan esquivado al virus- no podrán reponerse. Millones de autónomos se han quedado sin autonomía y aquellos que aún siguen en ERTE permanecen pendientes del fin de un contrato que no volverá.

Vamos a poner fin a esta pandemia para dar paso a una crisis económica para la que todavía no hay vacuna que ponga remedio. Mientras tanto, vemos cómo se construyen hospitales que nos protegerán en caso de una nueva pandemia -no de una crisis económica inminente- pero sí de nuevas amenazas microscópicas e invisibles.


Pasillo de Hospital, foto SMCE

Este año, en comparación con otros, la Navidad no será lo que era antes. Estas Navidades, arriesgándonos a sufrir una tercera ola de la pand...

Este año, en comparación con otros, la Navidad no será lo que era antes. Estas Navidades, arriesgándonos a sufrir una tercera ola de la pandemia, podemos celebrarlo en reducidos grupos familiares, pero: ¿debemos incluir a nuestros mayores? Yo, como muchos prefiero unas Navidades junto a ellos, sabiendo que pueden ser sus últimas fiestas. Sin embargo, nos deberíamos comprometer a, en el caso de celebrarlas junto a ellos, ser precavidos y evitar cualquier tipo de riesgo. Siendo responsables y actuando de manera sensata, podemos hacer de estas Navidades algo bonito y que nos haga olvidar por unos instantes los durísimos meses que hemos vivido.

Foto SMCE

 Nada como una pandemia, ahora lo sabemos (por desgracia), para descubrir aspectos del carácter de una sociedad que hasta ahora nos pasaban ...

 Nada como una pandemia, ahora lo sabemos (por desgracia), para descubrir aspectos del carácter de una sociedad que hasta ahora nos pasaban más o menos inadvertidos, aunque estuviesen ahí, atravesando nuestras dinámicas cotidianas como el aire atraviesa nuestro sistema respiratorio sin que seamos conscientes de él, pero si se nos olvida respirar kaput. Por ejemplo: nuestra dependencia de los bares. Y no solo porque la hostelería sea un sector clave en la economía española. Sino porque como ciudadanos parece ser que nos duele vivir sin bares, sentimos con su falta un síndrome del miembro fantasma, uno que nos proporcionaba especial placer.

Foto SMCE




No sé cómo todavía alguien se atreve a dudar sobre el comportamiento que debemos seguir en las próximas fechas que se avecinan. A mí, cuando...

No sé cómo todavía alguien se atreve a dudar sobre el comportamiento que debemos seguir en las próximas fechas que se avecinan. A mí, cuando oigo lamentarse de que van a ser unas Navidades tristes, les digo que la tragedia sería volver para atrás, eso sí que sería triste, dan ganas de pasarles a estas personas por delante una película sobre muchas de las escenas que se están viviendo aún en los hospitales a consecuencia de la pandemia. 

Navidades tristes son para los que han pasado por la enfermedad y para todos aquellos que por desgracia han perdido familiares y Navidades tristes, les digo que la tragedia sería volver para atrás, eso sí que sería triste, dan ganas de pasarles a estas personas por delante una película sobre muchas de las escenas que se están viviendo aún en los hospitales a consecuencia de la pandemia. Navidades tristes son para los que han pasado por la enfermedad y para todos aquellos que por desgracia han perdido familiares y amigos.

 Pasaron la Semana Santa y la Feria y ahí estamos todos, no ha pasado nada por no celebrarse; de acuerdo que estas son fechas de sentimientos y reencuentros, pero precisamente por eso no nos vamos a jugar la vida por una cena o una comida, pues a fin de cuentas mucho de lo que se añora también en estas fiestas son cosas materiales y se me apuras superfluas (buenas comidas, regalos, adornos...).






Foto SMCE

Estas dos fotos están tomadas a las 18,30 horas en la Basílica de María Auxiliadora un 8 de diciembre festividad de la Inmaculada   Concepci...


Estas dos fotos están tomadas a las 18,30 horas en la Basílica de María Auxiliadora un 8 de diciembre festividad de la Inmaculada  Concepción, un día grande en la ciudad para todos los cofrades porque durante esta jornada las cofradías lucían sus mejores galas en los numerosos besamanos que había repartidos por casi todos  los templos de la ciudad.


Las iglesias rebosaban de fieles, curiosos y turistas contemplando los bellos altares instalados por la celebración  religiosa que en esta ciudad de Sevilla reviste una especial relevancia por su trayectoria histórica en defensa del Dogma Concepcionista, sin embargo la jornada de este año 2020 marcada por las restricciones horarias y sanitarias producidas por la situación de pandemia del coronavirus, nos ha dejado un día triste. 


Muchas hermandades han suspendidos sus “veneraciones” y las que lo han realizado han visto como los templos se encontraban casi vacíos en muchos momentos de la jornada, como se puede contemplar en las fotos, cosas que hasta el año pasado eran impensables.


Estos son los estragos que nos ha traído esta maldita situación, esperemos que en el futuro próximo mejore la cosa pues con las perspectivas de suspensión de la Semana Santa  de 2021 pintan muy mal para muchas hermandades, sobre todo de localidades pequeñas con pocos hermanos y recursos.


Texto y Fotos Alfonso GARCIA 






Ahora sí tiene sentido que en toda la plaza sobrevuele la humareda de las castañas. Castañas que llevan asándose ahí cuando los castañeros...

Ahora sí tiene sentido que en toda la plaza sobrevuele la humareda de las castañas. Castañas que llevan asándose ahí cuando los castañeros/as aún iban en mangas cortas. Asar castañas en mangas cortas tiene el mismo sentido que ir en pantalón largo a la piscina, ninguno. Esos infiernillos largando fiesta y el personal en ropa de verano era un contrasentido que ya tocó a su fin. Ahora, cuando los mercurios se han atemperado y Diciembre ya se parece a Diciembre, no como el mes pasado, que no parecía Noviembre, ahora sí son de agradecer las sensaciones que provocan las castañas asadas. 

Castañas que sirven para calentarse las manos, que hay que ver lo bien que sienta el papelón de castañas a guisa de confortables guantes. De punta a punta de la plaza con las castañas a brazo partido es muy de agradecer. 

SMCE

Tras los meses de confinamiento que padecimos hablando con la gente mayor, confiesan que muchos se han acostumbrado a ver la misa por la tel...

Tras los meses de confinamiento que padecimos hablando con la gente mayor, confiesan que muchos se han acostumbrado a ver la misa por la televisión y que les resulta mucho más cómodo que arreglarse y bajar a la iglesia. El ser humano tiene una tendencia natural quedarse en la comodidad en todos los aspectos de la vida. Desde que se inventó la lavadora automática, ya no hay nadie que lave a mano.

Desacostumbrarse es lo peor que le puede pasar a la Semana Santa. Si el año que viene, o los siguientes  no hay ni rastro de la celebración y lo que se convoque sea para el consumo interno se corre el riesgo de que cuando vuelva todo no sea nada como antes. Porque más allá del culto o la estación de penitencia la mayor función de la Semana Santa es acercar la religión a las miles de personas que solo tienen este momento al año para conectar con ella aunque sea de manera superficial. De ese público también hay que acordarse.



Las personas cambiamos, evolucionamos, incluso a veces hasta involucionamos, pero estamos en nuestro derecho de hacerlo, de modificar nues...

Las personas cambiamos, evolucionamos, incluso a veces hasta involucionamos, pero estamos en nuestro derecho de hacerlo, de modificar nuestro punto de vista, balancear nuestras prioridades, trasformar nuestra vida, alterar nuestro camino... y tanto nosotros como quienes nos rodean deberíamos vivirlo y aceptarlo con total naturalidad... 

SMCE
Cadiz, foto SMCE

LA NUEVA “NORMALIDAD” Han pasado dos meses desde que se declaró el estado de alarma y gracias a Dios parece que los efectos de la pandemia p...


LA NUEVA “NORMALIDAD”

Han pasado dos meses desde que se declaró el estado de alarma y gracias a Dios parece que los efectos de la pandemia producida por el virus del covid-19 van remitiendo, lo que ha permitido que las medidas adoptadas en su momento de cierre total, de clausura vayan relajándose y que cambiemos de fase.

Este maldito virus que ha provocado la muerte de miles de personas, nos ha dejado este año de momento sin quince días de cuaresma con todo lo que ello implica, sin pregón, sin vísperas, sin procesiones de semana santa, sin pascua de resurrección, sin procesiones de impedidos, sin procesiones de gloria, sin romerías, sin procesiones eucarísticas, sin Corpus Christi, aparte del resto de celebraciones laicas como la Feria de Abril en Sevilla, la Feria de Jerez o la de Córdoba.

Todo este cataclismo que nos ha cambiado la vida, tanto en la forma de vivir como de pensar en ella ha hecho que la realidad cotidiana sea diferente. Desde el punto de vista cofrade y religioso la nueva “normalidad” nos permite ahora ver imágenes en el interior de nuestros templos insólitas, iglesias sin bancos, aforos reducidos, vírgenes vestidas de luto en pleno mayo florido, personas en las puertas con geles desinfectantes, los fieles con mascarillas y separadas por la distancia de seguridad, en definitiva imágenes impensables hasta hace poco tiempo ¿quién nos lo iba a decir?.

¿Lo peor ya ha pasado o está por venir? Y no lo digo por la evolución de la pandemia sino por las consecuencias económicas (falta de ingresos por cuotas de papeletas de salida, falta de pechería, falta de subvenciones etc) que en este futuro próximo van a tener para nuestras hermandades y cofradías, para todos los sectores que de alguna manera viven de la semana santa, para que se entienda, los músicos, los cereros, los floristas, los bordadores, los orfebres, los tallistas, los doradores, los escultores imagineros etc.

Además del resto de sectores anexos al sector turístico y de hostelería que la no realización de la gran celebración religiosa que atrae a tantísimas personas les ha producido un grave perjuicio económico.

El futuro es incierto, hasta que no volvamos a ver por nuestras calles una procesión no empezaremos a vislumbrar el final, si este hecho no se produce llegado el otoño y las diversas salidas extraordinarias que hay programadas no se producen, entonces el panorama para la semana santa de 2021 será del color de las túnicas de rúan.

Mientras transcurre el tiempo y avanzan los días de desescalada y cambios de fases nos iremos poco a poco acostumbrando a contemplar imágenes como las que ilustran este artículo.

Texto y foto Alfonso García.





Cuando nos acercamos, casi sin advertirlo, al segundo mes del año recién estrenado, comenzarán, otra vez más, a florecer en los canceles...

Cuando nos acercamos, casi sin advertirlo, al segundo mes del año recién estrenado, comenzarán, otra vez más, a florecer en los canceles de las puertas de nuestros Templos, esas imágenes familiares para nosotros, no tanto para el que viniendo de fuera visita nuestra ciudad en esas fechas, que son las tradicionales Convocatorias de Cultos y carteles de Cabildos.

Y habrá muchos que sostengan que, en la era de la informática, del Internet y de la comunicación global y al instante, las mencionadas convocatorias son algo anacrónico inútil, y doblemente caro, pues al coste de su edición y colocación hay que sumar el coste indirecto que conlleva el retirarlas.

No puedo negar que todo ello es verdad ni tampoco negaré que, en la mayoría de ocasiones, resultan inútiles para cumplir el fin con que fueron concebidas; es indudable que, en la actualidad, el hermano de cualquier Cofradía se entera mucho antes de las fechas de sus cultos por cualquier otro cauce que por el de las Convocatorias.

Pero, una vez reconocido esto, he de constituirme en defensor de que continúen existiendo aunque, a día de hoy, solo conserven su valor como tradición.

La tradición es un bagaje muy importante en la historia de nuestras Cofradías y algo que contribuye, sobremanera, a su pervivencia tras tantos siglos. Y lo mismo que no cambiaríamos la estructuras de nuestros Cultos, ni cabildos, considerados ambos como algo desfasado por los miembros más progresistas de nuestra Iglesia, no debemos perder tampoco la tradición de nuestras Convocatorias que hagan patente al gran público que nuestras Hermandades tiene como uno de sus fines primordiales el culto a Dios y a Su Santísima Madre.

Y la alegría sería, todavía, mayor si, además de conservarlas, las Convocatorias cumplieran la misión primera para la que fueron ideadas y nuestros Templos se llenaran a rebosar en los Cultos Cuaresmales y en los días de nuestras Funciones Principales.