Tras los meses de confinamiento que padecimos hablando con la gente mayor, confiesan que muchos se han acostumbrado a ver la misa por la tel...

Deshabituarse

Tras los meses de confinamiento que padecimos hablando con la gente mayor, confiesan que muchos se han acostumbrado a ver la misa por la televisión y que les resulta mucho más cómodo que arreglarse y bajar a la iglesia. El ser humano tiene una tendencia natural quedarse en la comodidad en todos los aspectos de la vida. Desde que se inventó la lavadora automática, ya no hay nadie que lave a mano.

Desacostumbrarse es lo peor que le puede pasar a la Semana Santa. Si el año que viene, o los siguientes  no hay ni rastro de la celebración y lo que se convoque sea para el consumo interno se corre el riesgo de que cuando vuelva todo no sea nada como antes. Porque más allá del culto o la estación de penitencia la mayor función de la Semana Santa es acercar la religión a las miles de personas que solo tienen este momento al año para conectar con ella aunque sea de manera superficial. De ese público también hay que acordarse.



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