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En 2020 no hubo procesiones, pero la población estaba confinada en sus casas y las iglesias -casi todas- tampoco estaban abiertas. El escena...

En 2020 no hubo procesiones, pero la población estaba confinada en sus casas y las iglesias -casi todas- tampoco estaban abiertas. El escenario, por tanto, era bien distinto al que se dibuja en el horizonte de finales de marzo de 2021. Tampoco habrá procesiones este año según se espera, pero a priori sí habrá gente en las calles e iglesias abiertas. Toca, por tanto, inventar una Semana Santa sin calles.

Foto SMCE



La última semana del año no ha podido ser más desesperanzadora para los cofrades. Era como rememorar aquella pesadilla que se vivió en el me...

La última semana del año no ha podido ser más desesperanzadora para los cofrades. Era como rememorar aquella pesadilla que se vivió en el mes de marzo cuando los consejos de hermandades y las diócesis iban suspendiendo semanas santas por minutos en una escalada que daba hasta cierto vértigo por la velocidad a la que se sucedían las noticias.

Si el pasado martes se hacía público el movimiento de ficha de Sevilla y suspendía todos los actos y celebraciones en la vía pública durante los días de Semana Santa y Cuaresma, el miércoles, era el Arzobispado de Granada el que, en un gesto de solidaridad, se sumaba a la capital hispalense y suspendía también sus procesiones.

A pesar de la buena intención de muchos cofrades por esperar algunas semanas con el fin de observar cómo se va desarrollando la pandemia del COVID-19, la realidad es tozuda y son muchas las vidas que se han perdido en estos meses de crisis sanitaria. La historia es bastante fácil de explicar: A mayor contacto humano las posibilidades de contagio se incrementan, por tanto, más personas con la enfermedad agravada y un crecimiento de ingresos en los hospitales. Esto da, como resultado final, un desbordamiento de las unidades de cuidados intensivos. Son habas contadas y con un simple manual de lógica elemental se puede llegar a la conclusión de que es imposible. El capricho y el pataleo —muy dado entre los cofrades— de poco o nada sirve cuando miles de vidas se pierden en este siniestro sendero de la pandemia. Es algo muy serio lo que está en juego.

Sin embargo, no por mucho madrugar amanece más temprano. Y se han visto estos meses auténticos ejercicios de tozudez cofrade en foros y redes sociales donde el único análisis fácil es el alumbramiento de una conjura de malvados maridado con una teoría conspiranoica que a la vez está ligada a los intereses políticos de unos cuantos que se levantan cada mañana con la única intención de ver cómo se cargan las cofradías. Mientras las tasas de incidencia fluctúan y las personas enferman, el cotilleo cofrade dirime en si hay que sacar pasos o quedarnos un año más viendo las retransmisiones del 2019. Un debate de besugos.

El origen de las hermandades siempre fue el auxilio del más necesitado. Ayuda asistencial, cuando se caía en una grave enfermedad o en tener la certeza de cuando uno pasaba al Cielo Eterno alguien iba a apiadarse de tu cuerpo mortal y te enterraría dignamente. Después vinieron las manifestaciones públicas de fe. Y esta es una de las grandes funciones de las cofradías. Dar a conocer la doctrina cristiana a través de las catequesis plásticas que se representan en los pasos. Todo esto suponiendo que la totalidad de los cofrades saben lo que cada paso representa elevado sobre un canasto dorado.

El nuevo horizonte

Dejando a un lado el anecdotario, las curiosidades cofrades y las ‘corrientes de pensamiento’, la cuestión se basa ahora en el horizonte que se vislumbra para los próximos meses. Nada alentador. Las tertulias cofrades hubieran aprovechado mejor el tiempo si, en lugar de pensar si se sale o no se sale —creencias aparte—, se hubiera configurado un proceso de adaptación a los complicados tiempos que se acercan. Tan dificultosos que en este medio adelantó que podría darse el caso de la disolución de algunas hermandades en la ciudad. Esperemos que nunca haya que recurrir a este titular para tomarlo como premonitorio.

La cuestión económica es más grave de lo que parece. Una vez suspendida la Semana Santa en todas y cada una de las poblaciones andaluzas y españolas, el auténtico enemigo se va a encontrar en los ajustes de cuentas. En las partidas de gasto y en las exiguas entradas de ingresos. Ahí es donde la pandemia puede hacer verdadero blanco en las corporaciones nazarenas. Y ahí es donde habrá que sortear el hachazo que se aproxima para que, al menos, sea lo menos letal posible.

Con una Semana Santa suspendida, entramos de nuevo en un escenario de ingresos cero. Muchas cofradías se nutren económicamente del reparto de las sillas y palcos de la carrera oficial. El ya pasado año 2020 se esquivaron los problemas económicos pero ahora quedan doce meses más de vía crucis. A este importante f lujo de entrada de ingresos hay que añadirle que un porcentaje nada desdeñable de hermanos no actualizan sus cuotas al ver el futuro incierto. Las loterías han bajado en las previsiones de venta y los eventos que se organizan para fortalecer las tesorerías no constan ahora en la hoja de ruta de las juntas de gobierno.

Semama Santa Jerez
Foto SMCE


Empieza el año con la misma incertidumbre con el que terminó. O con algo menos, ya que después de la maniobra de Sevilla (regular nada más e...

Empieza el año con la misma incertidumbre con el que terminó. O con algo menos, ya que después de la maniobra de Sevilla (regular nada más en las formas, desentendiéndose cofradías y arzobispo de lo que se quería hacer a nivel andaluz) la suspensión formal de las procesiones depende únicamente de una agonía que determinados intereses, o esperanzas, mantendrán como mucho hasta mediados de enero. Así que la ausencia por segundo año de Semana Santa se da ya como una certeza y así todos lo reconocen

El gran interrogante del nuevo año es cuándo podrán volver a salir las procesiones a la calle por lo bajini, a la espera de ese solemne anuncio, comunicado o decreto que lo confirme. Y sin procesiones en la calle, una de las claves de este 2021 será qué Cuaresma y Semana Santa vivirá la ciudad, ya que a priori la gente podrá estar en la calle y las iglesias podrán estar abiertas, con las limitaciones de aforos y horarios que se apliquen en marzo.  En muchos casos se habla de exposición extraordinaria de las imágenes a la veneración, en algún caso incluso de montar el paso de misterio o de palio,  organización de exposiciones  (sobre la que también se ha adelantado Sevilla, que ya ha anunciado la suya) durante esos días de Semana Santa.

Las cofradías tendrán que resolver, en buena medida, a lo largo de este año cómo funcionarán sus economías, cómo se salvarán unas cuentas excesivamente dependientes (en muchos casos) de las salidas procesionales, cómo adaptarán sus cultos a la epidemia… En definitiva, cómo afrontar esta nueva realidad que muchos creen que en determinados aspectos no se marchará con el Covid sino que viene para quedarse.

La epidemia es la que marcará, en definitiva, qué año 2021 tendrán muchas de nuestras hermandades; hasta cuándo durará esta especie de interinidad en la que viven las hermandades desde el pasado mes de marzo; cuándo recuperaremos las iglesias llenas; y, el interrogante que a día de hoy sobresale sobre el resto, cuándo volveremos a ver una procesión en la calle.

Rosario de la Aurora, Hdad Montesión Sevilla 2015
Foto Alfonso García



Las imágenes letíficas de vestir tienen la particularidad de adaptarse a los diferentes momentos del calendario litúrgico, no solamente con ...

Las imágenes letíficas de vestir tienen la particularidad de adaptarse a los diferentes momentos del calendario litúrgico, no solamente con los cambios de indumentaria y de colores según la época del año, también pueden cambiar de iconografía para dar más sentido pedagógico litúrgico a lo que se trata de decir y representar.

Esta afirmación que acabamos de decir lo vamos a ejemplificar con la Virgen de los Reyes de la hermandad de los Sastres de Sevilla. En las primeras fotografías la tenemos vestida para el tiempo de adviento, en ella aparece vestida de color morado, en sus manos porta un libro y en su vientre aparece la representación de un niño, simbolizando el estado de buena esperanza, la virgen está embarazada y queda poco para el nacimiento de Jesús.

Una vez nacido el Niño Dios el día de Navidad la virgen se cambia de vestimenta, aparece con un terno blanco, símbolo de pureza y la imagen ya porta al niño en sus brazos. La imagen del niño se encuentra vestida con un batón de cristianar, este aditamento no es casual porque en breves fechas se celebran dos festividades como son la del Dulce Nombre de Jesús y el Bautismo de Cristo por lo que la vestimenta da sentido a lo que se quiere representar con la imagen en estas fechas tan señaladas del calendario litúrgico.

Evidentemente esto se puede hacer teniendo los medios y un equipo de priostía que además de tener los conocimientos religiosos, tenga la voluntad de querer hacer las cosas.

Texto y fotos: Alfonso García


Nadie, absolutamente nadie, podía siquiera imaginar la que se nos venía encima cuando en Nochevieja despedíamos el año y recibíamos entre ca...

Nadie, absolutamente nadie, podía siquiera imaginar la que se nos venía encima cuando en Nochevieja despedíamos el año y recibíamos entre campanadas y uvas al entonces recién nacido 2020, hoy ya sellado como el año más nefasto de nuestras vidas. Un año capaz de proponernos el inicio de unas Navidades confusas y complejas, atípicas como ninguna de cuantas hemos vivido hasta ahora o que probablemente podamos vivir en el futuro y con esta Nochebuena en la que habremos de hacer de tripas corazón para poder usar la palabra celebrar la que será la más triste Nochebuena que sumaremos al recuerdo de tantas otras, y tan diferentes, como ya hemos vivido.

Es verdad que cada año la Navidad se tiñe de algunos colores nostálgicos, recuerdos de la infancia perdida, ausencias de seres queridos que han ido quedando en el camino… pero es una nostalgia sana y edulcorada porque nos recuerda que las personas lo somos precisamente porque tenemos sentimientos. Pero este año no es esa la cuestión, muy al contrario esta Nochebuena que hoy nos disponemos a vivir se grabará en nuestros corazones con un dolor y una tristeza a la que no podrá ser indiferente la cena familiar con más huecos que nunca, viviremos en muchos hogares una Nochebuena melancólica porque hay emociones básicas que, afortunadamente, no podremos reprimir.

Será la primera Nochebuena que muchos hijos no pasan con sus padres o en la que faltarán los abuelos porque se los ha llevado el maldito Covid-19 o, lo que es casi igual de duro, que no puedan salir de las residencias de mayores. Canción triste de una Nochebuena como ésta, sin duda la más triste que esculpiremos en nuestros recuerdos.

Detalle de una comida familiar, foto SMCE



 Adiós 2020 A las puertas de 2021 toca reflexionar sobre cómo ha sido este año que se va. El 2020, sin duda, quedará grabado en nuestras men...

 Adiós 2020

A las puertas de 2021 toca reflexionar sobre cómo ha sido este año que se va. El 2020, sin duda, quedará grabado en nuestras mentes para siempre. Hay quienes lo describen como «el peor año de la historia», y no se quedan cortos: el 2020 ha hecho peligrar la salud de la humanidad y nos ha hecho vivir momentos muy duros. Pero, a la vez, estos hechos nos harán resurgir más fuertes.

En retrospectiva, me quedo con las pinceladas buenas que nos ha aportado: aprender a valorar a nuestra familia, nuestros amigos y los pequeños momentos. Pero sobre todo, aprender a valorar el tiempo. Este año ha sido un choque de realidad en cuanto al tiempo limitado que tenemos. Nunca se sabe cuándo nos lo pueden arrebatar, por eso es importante rodearnos de todo lo bueno y lo que nos hace felices.

Adiós 2020. Te recordaremos siempre, pero no te echaremos de menos

foto SMCE



Nos queda ya poco para terminar con el año que de forma tan inesperada nos sorprendió mientras vivíamos nuestras vidas. ¡Qué paradoja! Hasta...

Nos queda ya poco para terminar con el año que de forma tan inesperada nos sorprendió mientras vivíamos nuestras vidas. ¡Qué paradoja! Hasta que nos hemos dado cuenta de que nuestras vidas eran ser peluqueros que no podían peinar, camareros que no podían servir cafés y pequeños comercios que no podían comerciar.

2020 está llegando a su final, con grandes noticias y expectativas que, en forma de vacuna, ya llegan desde muchos lados. Pero llegará 2021, con millones de parados y una gran crisis económica de la que -aquellos que hayan esquivado al virus- no podrán reponerse. Millones de autónomos se han quedado sin autonomía y aquellos que aún siguen en ERTE permanecen pendientes del fin de un contrato que no volverá.

Vamos a poner fin a esta pandemia para dar paso a una crisis económica para la que todavía no hay vacuna que ponga remedio. Mientras tanto, vemos cómo se construyen hospitales que nos protegerán en caso de una nueva pandemia -no de una crisis económica inminente- pero sí de nuevas amenazas microscópicas e invisibles.


Pasillo de Hospital, foto SMCE

Este año, en comparación con otros, la Navidad no será lo que era antes. Estas Navidades, arriesgándonos a sufrir una tercera ola de la pand...

Este año, en comparación con otros, la Navidad no será lo que era antes. Estas Navidades, arriesgándonos a sufrir una tercera ola de la pandemia, podemos celebrarlo en reducidos grupos familiares, pero: ¿debemos incluir a nuestros mayores? Yo, como muchos prefiero unas Navidades junto a ellos, sabiendo que pueden ser sus últimas fiestas. Sin embargo, nos deberíamos comprometer a, en el caso de celebrarlas junto a ellos, ser precavidos y evitar cualquier tipo de riesgo. Siendo responsables y actuando de manera sensata, podemos hacer de estas Navidades algo bonito y que nos haga olvidar por unos instantes los durísimos meses que hemos vivido.

Foto SMCE

 Nada como una pandemia, ahora lo sabemos (por desgracia), para descubrir aspectos del carácter de una sociedad que hasta ahora nos pasaban ...

 Nada como una pandemia, ahora lo sabemos (por desgracia), para descubrir aspectos del carácter de una sociedad que hasta ahora nos pasaban más o menos inadvertidos, aunque estuviesen ahí, atravesando nuestras dinámicas cotidianas como el aire atraviesa nuestro sistema respiratorio sin que seamos conscientes de él, pero si se nos olvida respirar kaput. Por ejemplo: nuestra dependencia de los bares. Y no solo porque la hostelería sea un sector clave en la economía española. Sino porque como ciudadanos parece ser que nos duele vivir sin bares, sentimos con su falta un síndrome del miembro fantasma, uno que nos proporcionaba especial placer.

Foto SMCE




No sé cómo todavía alguien se atreve a dudar sobre el comportamiento que debemos seguir en las próximas fechas que se avecinan. A mí, cuando...

No sé cómo todavía alguien se atreve a dudar sobre el comportamiento que debemos seguir en las próximas fechas que se avecinan. A mí, cuando oigo lamentarse de que van a ser unas Navidades tristes, les digo que la tragedia sería volver para atrás, eso sí que sería triste, dan ganas de pasarles a estas personas por delante una película sobre muchas de las escenas que se están viviendo aún en los hospitales a consecuencia de la pandemia. 

Navidades tristes son para los que han pasado por la enfermedad y para todos aquellos que por desgracia han perdido familiares y Navidades tristes, les digo que la tragedia sería volver para atrás, eso sí que sería triste, dan ganas de pasarles a estas personas por delante una película sobre muchas de las escenas que se están viviendo aún en los hospitales a consecuencia de la pandemia. Navidades tristes son para los que han pasado por la enfermedad y para todos aquellos que por desgracia han perdido familiares y amigos.

 Pasaron la Semana Santa y la Feria y ahí estamos todos, no ha pasado nada por no celebrarse; de acuerdo que estas son fechas de sentimientos y reencuentros, pero precisamente por eso no nos vamos a jugar la vida por una cena o una comida, pues a fin de cuentas mucho de lo que se añora también en estas fiestas son cosas materiales y se me apuras superfluas (buenas comidas, regalos, adornos...).






Foto SMCE

Estas dos fotos están tomadas a las 18,30 horas en la Basílica de María Auxiliadora un 8 de diciembre festividad de la Inmaculada   Concepci...


Estas dos fotos están tomadas a las 18,30 horas en la Basílica de María Auxiliadora un 8 de diciembre festividad de la Inmaculada  Concepción, un día grande en la ciudad para todos los cofrades porque durante esta jornada las cofradías lucían sus mejores galas en los numerosos besamanos que había repartidos por casi todos  los templos de la ciudad.


Las iglesias rebosaban de fieles, curiosos y turistas contemplando los bellos altares instalados por la celebración  religiosa que en esta ciudad de Sevilla reviste una especial relevancia por su trayectoria histórica en defensa del Dogma Concepcionista, sin embargo la jornada de este año 2020 marcada por las restricciones horarias y sanitarias producidas por la situación de pandemia del coronavirus, nos ha dejado un día triste. 


Muchas hermandades han suspendidos sus “veneraciones” y las que lo han realizado han visto como los templos se encontraban casi vacíos en muchos momentos de la jornada, como se puede contemplar en las fotos, cosas que hasta el año pasado eran impensables.


Estos son los estragos que nos ha traído esta maldita situación, esperemos que en el futuro próximo mejore la cosa pues con las perspectivas de suspensión de la Semana Santa  de 2021 pintan muy mal para muchas hermandades, sobre todo de localidades pequeñas con pocos hermanos y recursos.


Texto y Fotos Alfonso GARCIA 






Ahora sí tiene sentido que en toda la plaza sobrevuele la humareda de las castañas. Castañas que llevan asándose ahí cuando los castañeros...

Ahora sí tiene sentido que en toda la plaza sobrevuele la humareda de las castañas. Castañas que llevan asándose ahí cuando los castañeros/as aún iban en mangas cortas. Asar castañas en mangas cortas tiene el mismo sentido que ir en pantalón largo a la piscina, ninguno. Esos infiernillos largando fiesta y el personal en ropa de verano era un contrasentido que ya tocó a su fin. Ahora, cuando los mercurios se han atemperado y Diciembre ya se parece a Diciembre, no como el mes pasado, que no parecía Noviembre, ahora sí son de agradecer las sensaciones que provocan las castañas asadas. 

Castañas que sirven para calentarse las manos, que hay que ver lo bien que sienta el papelón de castañas a guisa de confortables guantes. De punta a punta de la plaza con las castañas a brazo partido es muy de agradecer. 

SMCE