La frase no es mía es del gran Jacinto Benavente.
Algunas personas nos dejan pero no por ello las olvidamos, siempre los tendremos presentes en nuestro corazón y mente.
Es cierto que hay una Semana Santa que no vemos. Es cierta la costumbre que poseían algunas cofradías de llevar las flores de los pasos a los hermanos fallecidos.
Esas flores, que habían adornado a las Vírgenes y Cristos en la procesión, eran un pedacito de gloria al que podían aspirar quienes desde sus talleres habían destinado tanto esfuerzo al engrandecimiento del patrimonio de sus titulares o aquellos que dedicaron su tiempo a ofrecer lo mejor que tenían a su cofradía.
La tradición sigue vigente aún en muchas hermandades, que tras la Semana Santa ofrendan las flores de los pasos a los familiares de los hermanos fallecidos en el año, como homenaje a la memoria de los hermanos difuntos.
SMCE
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