El ser humano se pasa la vida anhelando algo. Es infeliz en esa búsqueda porque nunca llega a la meta. Siempre hay algo más allá. Más grande...

Las pequeñas cosas

El ser humano se pasa la vida anhelando algo. Es infeliz en esa búsqueda porque nunca llega a la meta. Siempre hay algo más allá. Más grande, más caro, más todo. 
Solo con los años se da uno cuenta del valor de lo que le rodea: reírse con ganas, el inconfundible olor del periódico al abrirlo por primera vez, un café con leche sin prisa y en buena compañía, el arcoíris, las enfermedades que se curan, la familia, las olas del mar acariciándote los empeines, la soledad voluntaria, un beso inesperado, el silencio de las bibliotecas, un perdón a tiempo, las fotos en blanco y negro, el crepitar de las llamas en la chimenea, las canciones que son recuerdos de un instante, un gol en el descuento, los abrazos, la piel de gallina, las analíticas de libro, el pan recién hecho o que un amigo te diga «gracias». Gracias de verdad.
Exactamente todo lo que es gratis.
foto SMCE



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