Tantos años hablando de ti. De tu túnica, del calor o frio que pasas a veces, de las frustración cuando la lluvia nubla tus ilusiones, del s...

Vestirse de nazareno

Tantos años hablando de ti. De tu túnica, del calor o frio que pasas a veces, de las frustración cuando la lluvia nubla tus ilusiones, del sacrificio que supone salir con tus titulares y no verlos en todo el recorrido, de tus promesas, de lo que me cuentan tus ojos, de la sonrisa que te desborda... Tantos años hablando de la emoción que supone vestirse de nazareno, de los nervios, de cómo llegas caminando desde tu casa hasta tu iglesia, sin hablar, a veces en soledad, otras con la familia. 

Vestirse de nazareno es revestirse de todas las emociones que a veces, demasiadas, tenemos escondidas. Es reafirmarte en tus creencias, volver a tu infancia, a esos años cuando llegabas con tus padres a la Iglesia, es volverte a recordar por qué estás ahí, por qué vistes la túnica, por qué crees en Jesucristo y en su bendita Madre. Vestirse de nazareno es dar gracias a Dios constantemente, es acordarte de los tuyos durante todo el recorrido, es emocionarte cuando ves, a través del antifaz, a un padre con su hijo en brazos, a niños empezando a andar con una túnica puesta. Vestirse de nazareno es una inyección de vida, de espiritualidad.

 

Via Crucis del Cristo del Consuelo, Daimiel

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