No tengo el menor ánimo de crear polémica, pero creo que es bueno ser un poco autocríticos con nosotros mismos, para mejorar lo mejorable y para corregir las desviaciones en las que en ocasiones incurrimos, con toda la buena fe, pero que dañan las pequeñas cosas, los pequeños detalles que hacen grande a nuestras hermandades, a nuestras tradiciones.
Una hermandad sin autocrítica está condenada al fracaso. Sucede que está autocrítica habitualmente brilla por su ausencia en el universo cofrade en el que de un modo u otro nos hallamos inmersos. Estamos habituados a la autocomplacencia, a comprobar cómo los dirigentes cofrades se envuelven en nubes de incienso y no quieren ver una realidad que muchas veces clama al cielo.
No digo nombres ni señalo a nadie, quien me conoce ya sabe de quien hablo. Lo malo de todo es que este tipo de juntas directivas son las "que convienen", las que dan poco ruido, y calientan poco la cabeza a los pastores del rebaño. !Así nos va!.
SMCE
SMCE
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