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Internet permite que los usuarios tengamos acceso a golpe de click a cientos de fotos que antes de la implantación de la red de redes en...


Internet permite que los usuarios tengamos acceso a golpe de click a cientos de fotos que antes de la implantación de la red de redes en el uso cotidiano quedaban en el ámbito privado.

Aquellas fotos, quizás arrinconadas en álbumes un tanto olvidados, o traspapeladas entre otros papeles en el fondo de algún armario, que quedaron desfasadas por el auge de la tecnología informática, han sido y siguen siendo aun más si cabe, los mudos notarios de nuestras vidas, cada una de estas fotos son una página más que conforman el libro siempre personal de nuestras vidas.

En la actualidad, pueden contarse por cientos los fotógrafos que inmortalizan con sus cámaras las procesiones, los besamanos o cualquier otro tipo de acto que concierna a nuestras cofradías. En Sevilla por ejemplo, Fernand fue un fotógrafo que hizo lo propio hace más de sesenta años, cuando era rara la ocasión en la que se podía ver una cámara de fotos delante de una de las imágenes de la Semana Santa. Hoy queda como recuerdo un imponente archivo fotográfico, que recoge una parte de la historia de las cofradías y que fue realizado con esfuerzo, tesón y cariño para el bien de éstas.

SMCE
Foto Archivo 

Pasó todo, que ya ni vuelven a beber los peces en el río ni hay nacimientos con grandes colas de padres con hijos y, sobre todo, de abuelo...

Pasó todo, que ya ni vuelven a beber los peces en el río ni hay nacimientos con grandes colas de padres con hijos y, sobre todo, de abuelos con nietos, ni nada de nada. Ya pasó la interminable fiesta navideña y sólo queda el coletazo de los niños jugando con lo que les han traído Melchor, Gaspar y Baltasar. El día de Reyes amanece antes que nunca tras una noche de duermevela para los niños, que han dormido con un solo ojo. Pero es que esta noche pasada todos hemos sido niños, ya que la niñez es la patria única y todos hemos vuelto a la niñez en esta noche en que cualquier ruido nos hacía acurrucarnos no fuera a ser que Baltasar nos sorprendiera despiertos. Y así el panorama, la constatación de que ya pasó todo, se apagó la banda sonora del monocorde villancico y nos espera agazapada la cruda realidad. Pasó el sueño y llega la cuesta que este año será un poco mas larga, ya que el 26 de Febrero es Miércoles de Ceniza.
SMCE
Foto SMCE


Contemplando la ciudad, a través de los ojos del antifaz nazareno , se encuentra uno con la realidad de tantas cosas a veces ignoradas...


Contemplando la ciudad, a través de los ojos del antifaz nazareno, se encuentra uno con la realidad de tantas cosas a veces ignoradas, tan desconocidas, inimaginables a la luz de lo cotidiano y que solo nos salen al paso precisamente si las podemos mirar desde detrás de la tela que cubre nuestro rostro, cuando por la calle acompañamos a nuestros venerados Titulares. Que solo nos llegan al corazón desde detrás del antifaz… 

Miradas absortas, angustiadas, suplicantes, clavadas en la Imagen que quién eleva sus ojos tiene delante, de Jesús o de María, en ese crisol de cien títulos devocionales que pasean calles y plazas de nuestro pueblo en las jornadas, singulares y únicas, de la Semana Santa. Ojos humedecidos, tristeza infinita, plegarias apenas musitadas, piropos, besos al aire, ilusionada esperanza en algo bueno, manos infantiles saludando al Cristo o a la Virgen o diciéndoles adiós, con sus manitas, cuando el paso prosigue su camino. 

Emoción contenida, gemidos, suspiro, ruego esperanzado en la solución de una enfermedad o de un problema, alegría por el reencuentro en plena calle con lo que mas amamos, tristeza y dolor en lo más profundo del corazón de quién está mirando, el signo de la cruz sobre su cuerpo, la respetuosa inclinación de la cabeza ante la majestad torturada por la incomprensión de los hombres... el intento de pasar la mano por el canasto o los respiraderos, buscando sin duda consuelo y protección. 

Rostros de seres conocidos que sabemos enfermos o con problemas laborales. De amigos que lo fueron y con los que algún día tuvimos desencuentro, a los que nos gustaría poder abrazar ahora que acompañamos a nuestro Cristo o a nuestra Virgen para superar aquel malentendido. De personas de cuya deteriorada salud nos hablaron y por las que aprovechamos al pasar para pedir a Dios su curación… 

Un universo de sensaciones contenidas y manifestadas nos dejan ver, desde detrás de nuestro antifaz cofrade, lo que expresa la llamada piedad popular, esa a la que dicen religiosidad popular como si de algo menor se tratara, cuando realmente es la manifestación más auténtica y sincera de los sentimientos de cientos de personas de nuestra tierra que no han tenido otra manera mejor de acercarse a Cristo y María que la de salir a su encuentro en las calles y plazas de nuestras ciudades y conmoverse con las imágenes de su particular devoción. 

Una fe heredada de padres a hijos, la única que pudieron aprender desde muy niños ya que nadie se preocupó de enseñarles otra cosa. Una fe que no por sencilla deja de poseer el inmenso valor de lo sincero y auténtico. 

SMCE

Que deliciosas son las pequeñas cosas, ¿no creéis? El sonido de las gotas de lluvia golpeando la ventana, el sonido de las hojas secas baj...

Que deliciosas son las pequeñas cosas, ¿no creéis? El sonido de las gotas de lluvia golpeando la ventana, el sonido de las hojas secas bajo los zapatos, el aroma del café recién hecho, el sonido de las hojas del périodico al ser pasadas, el tinte amarillo de las hojas de un libro viejo, el olor a comida recién hecha, las cucharillas de las tazas golpeando la céramica, el cielo pintándose de colores suaves, la risa de alguien cuando verdaderamente está feliz. Todas las pequeñas cosas que le dan esa magia a la vida.
Fotos SMCE

Cuando amanece un día gris y lluvioso, normalmente me suelo quedar en mi casa sin muchas ganas de nada. Por contra hay gente a la qu...



Cuando amanece un día gris y lluvioso, normalmente me suelo quedar en mi casa sin muchas ganas de nada. Por contra hay gente a la que le fascina abandonarse, sin paraguas, sobre las calles de la ciudad de turno, y encontrar esos rincones que cambian radicalmente bajo las gotas de agua que se derraman por doquier, mientras que a otras les gusta sentarse en un café para observar el ir y venir de la gente atareada, intentando taparse inùtilmente con el paraguas cuando el viento, además, hace acto de presencia, protegidos por el cristal que separa lo húmedo de lo seco con un fina capa de vaho como frontera. 

Podríamos hablar de muchas más cosas, todas las que aparecen bajo el suelo cuando el agua acumulada en forma de charco hace de espejo y duplica la imagen, invertida, de lo que se eleva hacia el cielo gris de la ciudad; o los brillos de las luces de los coches, el reflejo de la lluvia al incidir sobre ella, o la sensación de humedad aumentada por las gotitas que flotan en el ambiente elevadas por cualquier coche que pasa, todo eso, aunque nunca os lo hayáis planteado de esa forma, esta ahí, ora oculto por la fina capa de "chririmiri" (cuando llueve sin la suficiente fuerza como para abrir el paraguas, pero que a la larga te cala hasta los huesos), ora tras la espesa de la lluvia más intensa que levanta incluso los charcos al caer. Dibujos sobre la superficie de los mismos, con círculos formados por las gotas, reflejos, oscuridad,...todo esto aparece cuando llega la lluvia, algo de lo que también se puede disfrutar.

Cultiva la nostalgia por algo o nunca descubrirás qué es lo importante. foto SMCE


Cultiva la nostalgia por algo o nunca descubrirás qué es lo importante.
foto SMCE

Para mi, cada estación del año tiene su encanto,  y me gusta encajar en cada una de ellas y atrapar el carácter de las cuatro. Lo que no ...

Para mi, cada estación del año tiene su encanto,  y me gusta encajar en cada una de ellas y atrapar el carácter de las cuatro. Lo que no quiero es que me roben mi otoño. Dicen en el mundo de la literatura que el otoño representa la madurez y puede que sea verdad, porque el otoño lo veo sensato, sabio y acogedor. 

Es un despertar al orden en nuestras vidas, después de vivir un disparatado verano, donde nuestras agendas y horarios  se alteran. Llega el entretiempo con sus hábitos recién estrenados, con ese despertar fresco de la mañana, ese viento de poniente que se levanta anunciando la  lluvia, esas tardes que cada vez más se acortan, esa tranquilidad en sus noches.

El cambio de ropa en los armarios, los libros recién estrenados de los escolares, esperando que sean forrados, el chaleco, la mantita sobre las piernas por las noches, el hábito tan sano en la cocina de sopas y caldos calientes, el inicio de muchas tareas que se quedaron aparcadas por culpa del estío, la plácida somnolencia que da escuchar la lluvia sobre los cristales de una ventana o el caño de agua que sale de las canales de los tejados. Todo esto es para mi, vivir en estas fechas, por eso, no quiero que me roben mi otoño.
foto SMCE