Tomasín era un chico de corta edad, huerfano de madre. Su padre trabajaba en una fábrica de ferrocarriles en el barrio de San Jerónimo y...



Tomasín era un chico de corta edad, huerfano de madre. Su padre trabajaba en una fábrica de ferrocarriles en el barrio de San Jerónimo y dado que la jornada laboral de este hombre era casi todo el día, decidió que Tomasín fuese cuidado por las monjas del convento de Santa Isabel. 

Cristo de los Gitanos, Sevilla
Foto: SMCE

La ilusión de Tomasín era la de salir de nazareno con su cofradía de Los Gitanos, para ello las monjitas le confeccionaron la túnica, para que su padre lo metiera en las filas de nazarenos el Viernes Santo por la mañana. 

Tomasín contaba los días para vestirse de nazareno, pero tuvo la mala fortuna de caer enfermo meses antes de la Semana Santa. 

En aquellos años, la medicina no tenía los adelantos de hoy día, y Tomasín después de muchos días en cama, falleció 

La triste noticia se difundió por todo el barrio de San Marcos, y todos los vecinos quisieron acompañar a Tomasín hasta el cementerio. 

El velatorio fue multitudinario y la vez estremecedor, resultaba muy doloroso ver a Tomasín amortajado con su túnica de nazareno. 

Aquella que nunca llegaría a estrenar. Aquel año, era distinta la noche del Jueves Santo. 
Su casa (antigua casa de vecinos, situada en la calle Vergara, número 9) donde años atrás era un revuelo de nazarenos de Montesión, macarena, los gitanos, y algun que otro "armao" no parecía la de otros años. 
Todos echaban de menos a Tomasín. 

Convento de Santa Isabel
Cuando el reloj marcaba las dos de la madrugada, cuatro hermanos de la Hermandad de Los Gitanos, atravesaban la fría plaza de Santa Isabel para enfilar la calle Enladrillada. 

Escucharon un sonido de puerta de madera que se abría, y ante sus asombrados ojos vieron la figura de un niño pequeño que con su antifaz puesto salia del convento con su varita en la mano. 

Estos hermanos ni siquiera pudieron dar un paso, quedaron pretificados a ver como la figura del nazarenito se perdía por la calle. 

Decidieron seguirle, pero ya era tarde, Tomasín había desaparecido, tan solo se encontraron una varita pequeña, tirada en el suelo, la recogieron y se la entregaron al día siguiente a las monjas del convento. 

La sorpresa de la Hermana superiora era tremenda al preguntar ¿como había salido esa vara del convento si la tenía bien guardada en sus aposentos. 

A pesar de haber pasado muchos años de esto, todavía hay personas que han visto en alguna ocasión salir un nazarenito a altas horas de la madrugada del Viernes Santo saliendo del convento y perdiéndose por la calle.

Hacia el año 1400 cuenta la tradición, se produjo el hecho de la aparición de la Virgen a un mozo de Moral de Calatrava. Consoló...




Hacia el año 1400 cuenta la tradición, se produjo el hecho de la aparición de la Virgen a un mozo de Moral de Calatrava.

Consoló a tan desdichado muchachillo que había perdido el grano del molino, reponiéndole su carga y acompañándole durante el resto del trayecto hasta el molino.

A la Stma. Virgen de las Cruces se le asignan numerosísimos milagros y favores, existiendo en su Santuario infinidad de exvotos, reliquias, relatos y recuerdos en memoria y agradecimiento de ayudas recibidas…

Daimiel se encuentra ubicado en la zona central del norte de la provincia de Ciudad Real, en la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha. Pertenece a la comarca del Campo de Calatrava que es una parte de la región natural de La Mancha.
El Santuario de Nuestra Señora de las Cruces se encuentra entorno a unos 12 Kilómetros de Daimiel, perteneciendo al Termino Municipal de Torralba de Calatrava.

La Festividad de Nuestra Señora de las Cruces se celebra el día 1 de septiembre, que se trata de la primera jornada de las Fiestas Patronales que el pueblo de Daimiel celebra en su honor del 1 al 5 de septiembre.

No se conoce exactamente desde cuando se festeja en la localidad tal advocación de la Virgen en ese día.
Pero un historiador local comenta que tras el cese de la epidemia, llamada “el cólera morbo asiático” , que se propagó por Europa en 1885, por las solemnes rogativas a la Virgen de las Cruces la Corporación Municipal, en conformidad con la jerarquía eclesiástica, tomaron el acuerdo de trasladar la celebración de las ferias al 1 de septiembre y hacerlo en honor a Nuestra Señora de las Cruces, ya que antes se celebraban el 15 de mayo con motivo de San Isidro Labrador.
El acto de Coronación de la Virgen de las Cruces, se celebró el 13 de septiembre de 1987.

LA APARICIÓN DE LA VIRGEN

Hacia el año 1400 (siglo XIV -XV), cuenta la tradición, se produjo el hecho de la aparición de la Virgen a un mozo de Moral de Calatrava llamado Juan en ocasión que el citado zagal se dirigía con una burra al molino de “Puente de Navarro” a moler unos costales de trigo.
A su paso por los parajes de “La Tamarosa”, “Campo de las Cruces”, el animal que portaba los envases atestados de trigo para la molienda, tropezó cayendo al suelo, derramándose tan preciada mercancía y rompiéndosele así mismo la vasija en donde llevaba agua para su sustento durante el camino.
El desdichado mozalbete – de constitución mas bien endeble – se declaró impotente para levantar su burra y así continuar su camino hacia el molino.

Después de ímprobos esfuerzos este muchacho se encomendó a la Santísima Virgen y su Hijo, por lo que cuenta la leyenda que ésta se apareció y consolando a tan desdichado muchachillo y le ayudó a levantar su burra reponiéndole su carga y ayudándole y acompañándole durante el resto del trayecto hasta el molino.

La Virgen solo le pidió al mozo que fuese al pueblo más cercano a pedir la construcción en ese lugar de un templo en su honor.
Para ello, el mozo se acercó a Torralba, pero viendo que no le hacían caso se desplazó a Daimiel, pueblo que creyó al muchacho y cumplió con el deseo de la Virgen Maria.
A la Stma. Virgen de las Cruces se le asignan numerosísimos milagros y favores, existiendo en su Santuario infinidad de exvotos, reliquias, relatos y recuerdos en memoria y agradecimiento de ayudas recibidas.
En Daimiel existe la Hermandad Ntra. Sra. de las Crucesdedicada a fomentar la devoción y culto a la Stma. Virgen de las Cruces, así como a alimentar y trascender la religiosidad de un pueblo hacia sus tradiciones y creencias.
Esta Hermandad cuenta con un numero de afiliados y hermanos próximo a los 3.000, que con sus aportaciones y donativos contribuyen al sostenimiento del santuario de la Patrona, celebración de numerosos actos religiosos, dar acogimiento y favorecer en el Santuario numerosos actos de tipo social-religioso, dando acogida a la mayoría de organizaciones religiosas de la Diócesis de Ciudad Real, principalmente de jóvenes.
Ntra. Sra. de las Cruces.

LA IMAGEN DE LA VIRGEN

Los escasos detalles que se conocen de la antigua talla de Nuestra Señora de las Cruces, desaparecida en 1936, provienen de cuadros de los siglos XVII, XVIII y XIX.
La Imagen anterior comenta el escritor Don Antonio Blázquez era del siglo XIV, de mármol y colocada de pie, tenia al Niño en su lado izquierdo, acariciando con su mano la cara de su Madre. El señor Hervás escribió lo siguiente: Es la imagen de soltura y túnica ceñida, sujeta con correa que le cuelga hasta tocar sus extremidades.

Técnicamente la Virgen de las Cruces pertenecería a las vírgenes de origen bizantino, a las cuales se les conoce con el nombre de “HAGIA THEOTOKOS” o “MADRE DE DIOS”.
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El punto de partida fue el Concilio de Éfeso (431) que exaltó la maternidad divina de la Virgen en el culto, la liturgia y el arte.

Es una Virgen con el niño mirando hacia nosotros, se le concede lugar preferente en el ábside, la cual evolucionará hacia la Vírgenes góticas que juegan con el niño. En este caso es al revés el Niño acaricia la barbilla de la Virgen.
La Virgen de las Cruces está esculpida en alabastro, como copia fiel de la talla del Siglo XIV, aproximadamente, pues sólo se conservan las cabezas de las dos figuras (Virgen y Niño):
El rostro: es de color moreno, muy oscurecido. La cara esboza una sonrisa en un rictus de amabilidad, su sonrisa intenta dar confianza y proximidad, signo de cercanía hacia el fiel. Pero sin embargo no existe ninguna conexión o mirada entre Virgen y Niño, sólo la acaricia por parte del Niño hacia su Madre.
Corona: la corona es uno de los atributos más destacados de las Vírgenes medievales, como afirmación de su realeza sobre todo lo creado.
La iglesia reafirma el carácter real de la Virgen, como se expresa en el rezo del Rosario.
Manos: son grandes y abiertas, desproporcionadas con respecto al cuerpo, cualidades muy repetidas en el período que estudiamos, pues las manos eran la principal herramienta de trabajo, garantía de la vida de los campos, hombres y animales.
El Niño Jesús va colocado sobre el brazo y la mano izquierda, mientras que la Madre suele sostener en su mano derecha un cetro o un lirio, en este caso sostiene un cetro o bastón de mando como símbolo de Alcaldesa perpetua de la ciudad de Daimiel.
Vestido: (de la talla), la imagen lleva una túnica abotonada desde el cuello a la cintura y, pendiente de ésta, un ceñidor o correa, tiene dobles mangas que, lo mismo que el vestido, están armoniosamente plegadas, no así, la capa que la cubre por detrás, que es excesivamente rígida. Se advierte la pierna izquierda algo adelantada, sobresalen las puntas de los pies sobre la peana.
El color del vestido y de la capa es verde, el mismo que tuvieron y aún tienen muchas representaciones de la Virgen, consideradas generalmente como ejemplos de iniciación, casi todas del período gótico.
Éstas eran vestidas comúnmente con túnica de largos pliegues (acanalados), que expresa la modestia, la serenidad y el recogimiento, con toda la hermosura de la más hermosa mujer y toda la dignidad de la afectiva Madre de Dios.
Desde el siglo XVIII se reviste de telas hasta adoptar la forma tradicional. Una peluca acrecienta aún más el barroquismo de su figura.
El Niño: Está sentado sobre el brazo de su Madre y extiende la mano derecha para acariciarle la barbilla, con la izquierda sostiene una pequeña bola con un crucifijo en la parte superior, representando el mundo, y simboliza la idea de Jesús hombre y salvador, Señor de la toda la tierra, a la que redime con su muerte y resurrección.
La Virgen de las Cruces, como todas las imágenes que le son similares en tiempo y estilo, muestra una acusada verticalidad que se corrige por la expresión del rostro y la idealidad de todo su contorno.
Representa a una mujer en el momento feliz de su condición de madre. Su mirada dulce y enigmática, cualidad que se acentúa por la expresiva pequeñez y encanto de la boca, que se dirige al que la contempla, transmitiendo efusión y esperanza.
A sus pies siempre está la Luna como símbolo de fertilidad, y por otro lado se le ha atribuido a supuestas luchas victoriosas contra presuntos infieles.
ermita daimiel

LA ERMITA

La ermita, como el resto de los templos cristianos, está orientada según los puntos cardinales oeste-este, encontrándose la puerta de entrada a la derecha tras haber atravesado el patio principal.

La puerta de entrada, situada en la zona sur de la iglesia, está realizada con ladrillo y se asemeja a un arco de herradura.
La ermita actual debió construirse en los últimos años del siglo XV aunque volvió a ser trasformada en el siglo XVIII. Sus muros son de piedra quedando solamente de la anterior ermita un arco de herradura.
El interior de la iglesia es de una sola nave teniendo a sus lados unas pequeñas capillas, en total cinco, que están dedicadas a distintos aspectos: en el lado derecho existen dos, una para la aparición de la Virgen de las Cruces; y otra para los Beatos Mártires Pasionistas de Daimiel.
En el lado izquierdo hay tres. La primera de ellas contiene un cuadro de la crucifixión de Jesús en compañía de San Juan y la Virgen Maria; la siguiente esta dedicada a la oración de Jesús en Getsemaní.
La última de las tres capillas no tiene ningún motivo dedicado y sirve para dar paso a la sacristía y el camarín.
En la última de las reformas se equipó a la ermita de una bóveda de lunetos y una cúpula, que exteriormente esta cubierta por un cimborio de tapial con sencillas verdugadas.

Por el interior la cúpula resalta por sus pechinas y vitrales que dan gran luminosidad, así como por las yeserias utilizadas de estilo barroco.
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Adornando la cúpula hay cuatro cuadros representando a los Evangelistas.

El presbiterio, de unas dimensiones más bien reducidas, destaca por su ambiente acogedor pero muy decente.
El retablo se puede clasificar de barroco estando dividido en tres calles, una principal y dos secundarias.
La calle principal es la central en la que nos podemos encontrar la hornacina que contiene la Sagrada Imagen de la Virgen de las Cruces, bordeada por motivos vegetales en dorado y pilastras jónicas de la misma tonalidad.
Las otras dos calles tienen ambas unas esculturas de ángeles en posición erecta y manteniendo con sus manos unos cuencos.
Coronando el retablo nos encontramos una imagen de Dios Padre que mantiene el mensaje “Filius Menús Hicese Dilectus” (Este es mi Hijo amado), y en la parte central de Éste una paloma en representación del Espíritu Santo.
El resto de las paredes del presbiterio están adornadas con yeserias de estilo barroco con motivos vegetales, así como la filacteria.
Ya en el ábside hay tres lienzos, de los cuales el central es de suma importancia según indica el Informe sobre la declaración de Monumento Nacional.
Se trata de una representación de la Ascensión del Señor, clasificándose como barroco del siglo XVIII por su aspecto dulzón, colorido fresco y natural, acentuándose su misticismo y la luz caliginosa que existe entre las nubes.
Los otros dos lienzos contienen personajes bíblicos y muestran tablas con inscripciones latinas.
Por su contraste de luz y sombra, dan la sensación de ser más tenebristas y, según el Informe, se aproximan mas a la escuela toledana, aunque tienen una gran mezcla de aire popular.
Los citados lienzos no se conocen quienes fueron sus autores, aunque por el siglo XVIII vivieron en Daimiel y alrededores notables artistas.
Entre las capillas de la izquierda hay una pequeña sepultura donde está enterrado Juan, el muchacho al que se le apareció la Virgen.
Tras atravesar la sacristía, existe un pasillo que conduce al camarín de la Virgen que está completo de innumerables exvotos, recuerdos y fotografías que dejan muestra de la fe de las gentes que al santuario acuden.
romeria de daimiel fondo

LA ROMERÍA

La Romería de septiembre se celebra el domingo siguiente a haber finalizado las Feria y Fiestas Patronales que el pueblo de Daimiel ha celebrado en honor de la Virgen de las Cruces.
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Se podría decir que es el segundo domingo de septiembre aunque a veces varia.

La Romería de septiembre es el punto y final de los actos que se organizan por las Fiestas Patronales.
Con ella comienza el periodo más largo que pasa la Imagen de la Virgen en el Santuario, ya que no volverá a visitar su pueblo hasta el mes de mayo del año siguiente.
La romería comienza con la celebración de la Eucaristía en la ermita del Cristo de la Luz.
El oficio religioso es presidido por un Padre Pasionista de los que residen el Convento.
Tras ello se procede a trasladar a la Virgen de las Cruces por medio de un buen número de mozos que se congregan en los alrededores de la iglesia.
En este traslado y en su parada a mitad de camino en el descanso llamado “Mata Merendera” se ofrece a todos los presentes el tradicional pan y queso que desde tiempo inmemorial se lleva realizando.
A su llegada al último descanso una multitud recibe a la Virgen de las Cruces, para con Ella ir en procesión hasta su Santa Casa donde pasará toda la estación invernal.
En ese momento se celebra la Santa Misa que es presidida por un sacerdote de la parroquia de Santa Maria la Mayor.
El siguiente acto importante de la Romería es la Solemne Función religiosa. Se celebra normalmente a medio día.
Durante el oficio religioso se ofrecen a la Virgen de las Cruces los primeros racimos de uva de la temporada.
En esta romería se hacen concursos de platos gastronómicos o se invitan a los asistentes a una degustación de platos típicos de la zona.
Algo muy típico de este día es la exhibición de bailes tradicionales.
La Tradicional Romería finaliza con el canto de la Salve y del Himno de la Virgen de las Cruces en la ermita como acto de despedida a nuestra querida patrona.

Una vez prohibidos los puros de las bodas y los cigarrillos de las cervezas, cuestionada y declarada políticamente incorrecta la posibilid...

Una vez prohibidos los puros de las bodas y los cigarrillos de las cervezas, cuestionada y declarada políticamente incorrecta la posibilidad de ir a los toros, puesta en entredicho la alimentación más bien fuerte y mal vistos los piropos y el dejar el asiento o el paso a las damas ya sólo nos faltaba que nos dejaran sin periódico para amenizar el café matutino.
FOTO SMCE

"Devoción y milagro. Historias y leyendas de la Semana Santa de Jerez" Las imágenes de Cristo y María son el corazón...




"Devoción y milagro. Historias y leyendas de la Semana Santa de Jerez"
Las imágenes de Cristo y María son el corazón del recorrido devocional de la Semana Santa de Jerez, como verdaderas y casi únicas protagonistas de la unión del pueblo con sus hermandades y cofradías. En base a ellas nace un relato, que se basa en intimidades confesadas en el secreto de los templos entreabiertos, en vivencias acontecidas entre la penumbra de altares solitarios, en arcanas peticiones nacidas desde sacristías quizás perdidas en la memoria… experiencias en definitiva, que siguen siendo responsables de ir escribiendo la intrahistoria de una Semana Mayor, aglutinadora entre sus pliegues, de más de cinco siglos de historia, aquellos mismos que transformaron la vieja ciudad, hasta convertirla en una urbe moderna pero tradicional. Un itinerario que además, igual guía sus pasos hasta lejanos rincones llenos de sabor y de leyenda, que a modernos barrios cargados de ilusión y juventud, donde también supo germinar un día la semilla de la Fe popular.

 “Devoción y milagro. Historias y leyendas de la Semana Santa de Jerez”, supone para el lector un acercamiento introspectivo al fervor con el que los fieles supieron siempre acercarse a los Sagrados Titulares de sus corporaciones nazarenas, recogiendo de ellos un favor inesperado, quizás una súplica atendida... milagros sencillos que en definitiva se fueron encargando con el paso de los siglos, de ir engrandeciendo la manera de acercarse a ellas, lenta y humildemente. 

También las ‘otras historias’ tienen cita en esta narración, aquellas que desde una vivencia compartida, o desde una convivencia general, conformaron una interminable sucesión de capítulos, relacionados con la vida íntima de las hermandades jerezanas. 


Ayer domingo 16 de septiembre, en la Casa de Cultura, arrancaba puntual a las 12:00 del mediodía, el tercer RadioBlog organizado po...

Ayer domingo 16 de septiembre, en la Casa de Cultura, arrancaba puntual a las 12:00 del mediodía, el tercer RadioBlog organizado por la Asociación Tertulia Cofrade Cíngulo, con el título LA SEMANA SANTA DE DAIMIEL Y LA GUERRA CIVIL.

Moderada por el Presidente de la Asociación, Santiago Manuel Cejudo Espinosa, y con la participación de los Daimieleños, Mariano García Consuegra, Doctor en Historia, Ismael Terriza Reguillos, Periodista de Onda Cera y Escritor, y Juan Bautista Fisac Martín-Pozuelo, Vicepresidente de la Asociación Cofrade Cíngulo, el programa se desarrolló durante más de hora y media, y en él se hizo un profuso repaso histórico a lo que fue la Guerra Civil Española en nuestra localidad, centrada en la trágica repercusión de ésta sobre el patrimonio religioso y especialmente cofrade, analizado además la época prebélica y sus antecedentes, así como parte de la posguerra y las consecuencias en la actualidad. 

Se aportaron interesantes e inéditos testimonios como la recuperación en plena Guerra Civil de la cabeza de la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, titular de los Moraos, o la manera en la que el Niño Jesús, imagen perteneciente a la misma Cofradía, pudo salvarse de la furia iconoclasta de los primeros meses de contienda.

Señalar que el RadioBlog, el cual ya puede escucharse dividido en dos partes, ha contado con las valiosísimas aportaciones en forma de testimonios del que fuera Alcalde de Daimiel, Jesualdo Sánchez Bustos, y de los Hermanos Mayores de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, José Baeza González de la Aleja y Manuel Fernández Bermejo, testigos todos del tristemente famoso Viernes Santo de 1936, y de los acontecimientos que asolaron España durante esos tres años, hasta el final del conflicto bélico en 1939.


Foto Juan Moya

Francisco Gallego, el hombre que salvó a Jesús Nota previa aclaratoria: El contenido de este artículo, es la trascripción más o menos ex...

Francisco Gallego, el hombre que salvó a Jesús
Nota previa aclaratoria: El contenido de este artículo, es la trascripción más o menos exacta de una conversación mantenida en la década de los sesenta del pasado Siglo XX entre Francisco Gallego (ya fallecido), y mi padre, Juan Vicente Fisac Barbé, en la que el primero le relató al segundo, un hecho del que fue protagonista, y que tuvo como resultado que hoy podamos seguir venerando la bendita imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, titular de nuestra Cofradía. Toda esta información ha sido completada con algunos datos históricos específicos relacionados con el principal, de los que he tenido noticia en estos años, y cuyos protagonistas y fuentes de información, por una cuestión de prudencia y salvaguarda del anonimato, guardaré en el más riguroso secreto.
No pretendo, dicho sea de paso, bajo ningún concepto, crear polémica, ni despertar susceptibilidades políticas ni religiosas, nada más lejos de mi intención, únicamente deseo sacar a la luz un hecho histórico, para aquellos que no lo conozcan, tan heroico como prodigioso y trascendental para nuestra amada Hermandad, y, dicho sea de paso, honrar la memoria de aquel gran hombre, valiente como pocos, que fue Francisco Gallego, difundiendo su legado, un legado al que tanto debemos todos aquellos que sentimos la mirada infinita de Jesús Nazareno como el regalo más grande para un “morao”.

Francisco Gallego era un daimieleño esencialmente bueno, con toda la dosis de heroicidad, coherencia y sensatez que este término conlleva. Católico profundo, era herrero de profesión y sacristán en la Parroquia de Santa María la Mayor de Daimiel, en donde además se hizo popular por sus cánticos en los funerales de los fieles y en las novenas en honor a la Virgen de las Cruces, de ahí que se le conociera cariñosa y popularmente como Pitones “el Cantor”.
Durante los primeros meses de la fatídica Guerra Civil (18 de julio de 1936 – 14 de abril de 1939), que asoló a España entera, la furia iconoclasta del bando republicano, llegaba a un brutal y violento paroxismo, y Daimiel no era, por desgracia, una excepción.
En este escenario, y situados en el mes de agosto de 1936, Francisco Gallego caminaba hacia su domicilio tras empedrar un trillo en una huerta cercana a la localidad. Al llegar a la Paz, pues le pillaba de paso, vio la puerta de la Ermita abierta y sin vigilancia; ésta había sido tomada, como todos los templos religiosos de Daimiel, por milicianos republicanos, y convertida en cochera, expulsando previamente a las monjas carmelitas de su convento anexo, y transformando éste en cuartel.
En ese momento, una “extraña” intuición invadió su mente, y al instante entraba a la iglesia contemplando un espectáculo dantesco de ruina y destrucción. Sus pasos se dirigieron al huerto interior, y entre imágenes mutiladas, altares deshechos y enseres sacros de todo tipo hechos añicos, se topó con la cabeza de Nuestro Padre Jesús Nazareno que, seccionada del resto de su cuerpo convertido en pedazos, yacía entre ese auténtico montón de detritus. Su impresión fue tal que al principio no pudo ni reaccionar, –señalar que los días anteriores, Nuestro Padre Jesús Nazareno, había sido profanado de su altar, y llevado hasta la cuesta del cementerio, donde fue colocado con un gorro cuartelero sobre su cabeza y un fusil haciendo guardia, para burla y escarnio atroz de todos los que por allí pasaban; días después fue llevado de nuevo a la Ermita de la Paz, allí lo destrozan y decapitan, existiendo testimonios de la época que aseguran, que con su cabeza se jugó al fútbol en la plazoleta de la Paz, y se lanzaba a puntapiés por la Calle Sacristía de la Paz abajo, repito que muchas personas atestiguan la desoladora escena- pero al instante, sujetándola entre sus manos, tuvo claro que tenía que sacarla de allí como fuera, salvarla en cualquier caso, pero, cómo sin levantar sospechas.
Con un nudo en la garganta tuvo una idea; se encerró con ella en un pequeño cuartillo que circundaba el citado huerto, sacó de su esportilla de enea, donde guardaba sus herramientas, y que siempre llevaba consigo, una sierra y –ni corto ni perezoso- serró la cabeza del Nazareno en dos mitades, la cara o mascarilla por un lado, y el occipital o nuca por otro; después escondió la primera en su espalda sujetándola con una cordeta, y la segunda en el fondo de su cesto, cubierta por el martillo, tenazas, y demás instrumentos de carpintería.
Sin perder un minuto de tiempo, se dirigió a la salida donde un miliciano armado, ahora sí, vigilaba el acceso al arrasado templo: - ¡Qué llevas escondido en el pecho!- le gritó, -nada, nada, maderas y trastos viejos que he encontrado en el huerto y que me sirven para la fragua- le respondió Francisco con el miedo recorriéndole de manera angustiosa las entrañas, -está bien, vete y no vuelvas más por aquí-, le espetó el guardia republicano.
Tras esa hazaña, en la que se jugó su propia vida, Francisco Gallego escondió durante un tiempo la cabeza de Nuestro Padre Jesús en su casa, liada entre trapos, y enterrada en el basurero de su domicilio (previamente se la había ofrecido a una vecina de calle, para que la escondiera, por temor a que las sospechas recayeran en él, pero ésta, por miedo, la rechazó), y más tarde se la entregó para su protección a Ramón Urgelles –el secretario burgalés del Ayuntamiento de Daimiel por aquel entonces- muy religioso, que también custodió y escondió la túnica nueva de Jesús (con la que procesionó hasta 2013, confeccionada por las monjas carmelitas, y estrenada un año antes, en la Semana Santa de 1935), así como la túnica “de diario”, que lucía en su hornacina. Ambas están expuestas en la actualidad en la Casa Museo de la Cofradía.
En 1940, terminada la trágica contienda, Ramón Urgelles depositó la cabeza (aun en dos partes) y las túnicas en manos del secretario de la Cofradía, Jesús Sedano Moreno, que posteriormente se restaura uniéndolas y ensamblándolas al nuevo cuerpo, que le esculpió el escultor, imaginero y catedrático madrileño Federico Coullaut-Valera Mendigutia (1912-1989), dando como resultado la actual imagen.
Concluyo rindiendo un merecido homenaje póstumo de memoria, respeto y admiración, a este hombre que –poniendo incluso en jaque su propia vida, repito- salvó una imagen que, por encima de su valor artístico y material, materializa la devoción y la fe de todo un pueblo, Nuestro Padre Jesús Nazareno.
Que Él lo tenga a su lado en la Gloria.

Juan Bautista Fisac Martín-Pozuelo






Ciudad Real: La Hermandad de la Dolorosa de Santiago celebró el pasado 15 de Septiembre el 75 aniversario de la imagen con una procesión e...

Ciudad Real: La Hermandad de la Dolorosa de Santiago celebró el pasado 15 de Septiembre el 75 aniversario de la imagen con una procesión extraordinaria que salió de la Catedral y recorrió algunas de las principales calles del centro de la capital. 

La Banda de Tambores y Cornetas Nuestra Señora del Prado-La Pasión y la Banda Sinfónica de Música de Miguelturra, que seguía al paso de palio, pusieron la música a la procesión. 

Leyenda sobre Ruiz Gijón y el Cachorro. Hermandad de la Expiración de Sevilla, Triana El Correo 1994 "Caminos de Pasion"



Leyenda sobre Ruiz Gijón y el Cachorro.
Hermandad de la Expiración de Sevilla, Triana
El Correo 1994
"Caminos de Pasion"

Esta misma mañana el equipo de Tertulia Cofrade "Cíngulo" realizaba el programa del Radioblog, Semana Santa de Daimiel y la Gue...

Esta misma mañana el equipo de Tertulia Cofrade "Cíngulo" realizaba el programa del Radioblog, Semana Santa de Daimiel y la Guerra Civil. 

Con la colaboración de D.Ismael Terriza (periodista de OndaCero) y D.Mariano Garcia-Consuegra (Historiador), y miembros de nuestra tertulia, así como el testimonio de varias personas que vivieron de primera mano los años mas sangrantes de nuestra historia reciente.


La Tertulia Cofrade Cíngulo nos volvía a reunir ayer a las 12.00 horas en la Casa de Cutura en esta ocasión con un nuevo RADIOBLOG donde se trató el tema de "La Semana Santa y la Guerra Civil", contamos con dos invitados de excepción D. Mariano García-Consuegra Doctorado en Historia y D. Ismael Terriza Periodista de Onda Cero. Viajamos en el tiempo y nos adentramos en la II Republica (1932), cambios políticos y sociales a los que nuestra sociedad al igual que nuestras Cofradias y Hermandades tuvieron que adaptarse, así llegamos al año 1936 donde en Daimiel se vivió una Semana Santa con incidentes el Jueves Santa por la noche y sobre todo la mañana del Viernes Santo; contamos también con varios testimonios de personas que vivieron los hechos y nos cuentan aquello que para siempre quedó grabado en su memoria.

En nuestro canal de IVOOX pueden descargarse la totalidad de la Tertulia.
Fotos Jaime Camacho

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