Es un duro revés al estado de ánimo de la ciudad y un impacto económico y social enormemente relevante. Así definió el martes el alcalde de ...

La crisis de los artesanos que trabajan para la Semana Santa

Es un duro revés al estado de ánimo de la ciudad y un impacto económico y social enormemente relevante. Así definió el martes el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, la suspensión por segundo año consecutivo de las procesiones de Semana Santa. Este hecho es tremendamente relevante para una ciudad que vive, en gran parte, de lo que generan sus dos fiestas principales. Los ingresos de la Semana Santa en el año 2019, último de cofradías en las calles, fue de alrededor de 400 millones de euros, según las estimaciones del Ayuntamiento, aproximadamente el 1,3% del PIB local sólo de manera directa y con una inversión municipal de sólo 9 millones.

Que Sevilla se quede sin procesiones, no sólo de Semana Santa, supone un impacto tremendo para la economía más local. Los hosteleros ya advirtieron también de que daban por perdido prácticamente el 50% de los ingresos del próximo año. La salida de un paso, no sólo en Semana Santa, es un acicate para el consumo. Sólo hay que recordar la salida extraordinaria de la Virgen de la Esperanza del 31 de mayo de 2014 y cómo los bares y tiendas se quedaron sin existencias debido a las decenas de miles de personas que se echaron a la calle.

Pero no sólo los bares y comercios tienen un importante sustento en la Semana Santa, que en Sevilla se vive durante todo el año. Los hoteles viven una de sus grandes citas en estos días. En los días grandes de 2019, desde el Jueves Santo, y pese a que el tiempo no fue del todo bueno, la ocupación se elevó más allá del 90%, colgando muchos establecimientos el cartel de completo.

Otras cifras facilitadas por el Ayuntamiento que revelan la importancia de la Semana Mayor son los más de dos millones de viajeros transportados por Tussam entre el

Pero si hay un sector que lo está pasando mal debido a la suspensión de las procesiones es el del arte sacro. Hace unos meses, estos artesanos que mantienen unos oficios con seis siglos de historia, han visto cómo se reducen drásticamente los encargos por parte de la hermandades.

Aunque el 2020 ha sido malo, muchos de ellos han podido seguir adelante por los trabajos que ya tenían cerrados para la anterior Semana Santa. El problema vendrá, como aseguraban, este próximo año. Sin Semana Santa por segunda vez consecutiva y, por tanto, sin los ingresos de la explotación de la carrera oficial, las hermandades tendrá que apretarse todavía mucho más el cinturón. Muchos de estos talleres advierten de que no superarán otro año más sin ingresos. Muchos han tenido que prescindir de trabajadores y se teme que acaben cerrando.

Foto SMCE
Altar de insignias de la Hdad de la Amargura, Sevilla




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