Que no le quepa a nadie duda de que las nuevas tecnologías han sido buenas para esto de las cofradías. Ahora, toda la información corre co...

Nuevas tecnologías

Que no le quepa a nadie duda de que las nuevas tecnologías han sido buenas para esto de las cofradías. Ahora, toda la información corre como la pólvora y casi en tiempo 'online' podemos saber si un relevo se ha realizado con total tranquilidad o si el pertiguero que ordena al cuerpo de acólitos lleva patillas de pico o simplemente medio tarro de gomina en el pelo. Las redes sociales son así.

Existió un tiempo en el todo esto costaba mucho más trabajo. Un pasado que se observa ahora con cierta ternura en el que todos esperábamos como agua de mayo las guías de Paco Paullada, los itinerarios de la caja de ahorros o aquellos programas de radio que aplacara nuestra sed de cofradías.

Todo aquello ya ha desparecido, como aquellos horarios de González Byass que eran un cartón que cambiaba la hora de la cofradía conforme ibas moviendo la matriz de derecha a izquierda.

Ahora todo es más instantáneo. Para saber de cofradías había que ver los libros de actas, o charlar con algún cofrade veterano que te contara 'batallitas'.

Todo los adelantados bien están. Sin embargo, existe ahora una generación de cofrades criados a las faldas del youtube. Sin embargo, en el portal no existen tutoriales de cómo ser un buen cofrade. Son jóvenes que echan pecho porque han visto la entrada de la Macarena por Campana de los últimos diez años. Pero lo que no saben es que para que la Macarena llegara con loor de multitudes al centro de Sevilla ha habido generaciones de hermanos y devotos que se han dejado la piel en la hermandad. Existe mucha retina de vídeos vistos por la red, pero también un desconocimiento profundo de la razón de algunas circunstancias. De las parejas nombradas, del respeto a los mayores, de presidencias que han gestado canastos dorados para sus misterios, de auténticas ristras de lotería colocadas en los lugares más insospechados, de sangre sudor y lágrimas.

Ver vídeos en el youtube no deja de ser un entretenimiento. Pero no forma a los cofrades. Ni tampoco debería de ser una guía de cómo innovar en nuestras hermandades porque cada una lleva su sendero. Las cofradías tienen cientos de vericuetos y misterios que no aparecen en la red. Por eso, ahora, se sabe mucho de la banda pita más y mejor pero se desconoce que el rosario que lleva la Virgen en el brazo lo regaló una hermana de toda la vida que lo donó tras el fallecimiento de su padre que fue prioste hace cincuenta años. Y encima, si se pone un poco exigente, se la ningunea por no tener cuenta en el twitter. Y sin tener cuenta, no puede dárselas de sabelotodo. Nos quedamos en las cáscara. En lo puramente visual.

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