Un año nos despertamos con ese sabor agridulce que genera el haberse dejado una pastizal en décimos de lotería y que otra vez más acudimos...

!Salud!

Un año nos despertamos con ese sabor agridulce que genera el haberse dejado una pastizal en décimos de lotería y que otra vez más acudimos a la salud como refugio de nuestra frustración. Sólo unos cuantos afortunados tienen el terrible problema de tener que aguantar a esos amables directores de banco poniendo alfombras a sus pies por ser guardián de las millonarias cifras, esos, que dicho sea de paso, hace unos días le habían denegado el préstamo de 300 euros para encargar los reyes a la familia, y es que estas fechas son para darnos a los demás sin esperar nada a cambio ¿no? 
Mis felicitaciones a las personas que han sido agraciadas con algún premio aunque pequeño de la Lotería de Navidad, yo no he "catado" nada.
Foto SMCE

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