Nazareno "Colorao" de Daimiel En más de una ocasión me he referido en este blog como defensor a ultranza del nazareno, p...

La fidelidad del nazareno


Nazareno "Colorao" de Daimiel
En más de una ocasión me he referido en este blog como defensor a ultranza del nazareno, pues entiendo que es el alma y la razón de ser de la Semana Santa de Daimiel.

El hermano de número, ese que tú conoces de vista de la hermandad pero desconoces su nombre, ese que lo ves algún día de Septenario o de Triduo sentado en el último banco de la Iglesia, ese que es fiel a su cofradía en la que un Jueves o Viernes Santo, ocupa su lugar con un cirio o Cruz en las manos en la fila sin prebendas ni reconocimiento alguno, ese nazareno es el que hace posible la celebración de nuestra Semana Santa.

Pero también es a este nazareno a quien en la actualidad tiene que ir dirigida toda nuestra atención, todo nuestro calor, para formarlo y enseñarle el verdadero sentido de la estación de penitencia o de vestir la túnica.

Pero junto a este respeto al nazareno surge en mi interior una profunda preocupación sobre lo que estamos transmitiendo a nuestros hijos, pues les podremos instruir y enseñar todos los secretos de nuestra Semana Santa, pero de nada nos servirá si no somos capaces de transmitirles su auténtico y verdadero sentido; si nos quedamos en los externo y festivo de nuestra celebración, sin penetrar en el interior de cada uno de nosotros, es decir, en el sentimiento religioso.

A veces nuestra Semana Santa es una mezcla de ambas cosas, en ella caben y conviven perfectamente las dos, la fiesta, el reencuentro con familiares, amigos, etc;  y la fe. Una no tiene por qué excluir a la otra. La Semana Santa no es triste, es seria, pero a pesar de ello es total y absolutamente imprescindible que se anteponga la fe a lo festivo..

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