Este artículo pretende mostrar la situación que se vive en ocasiones en nuestras hermandades tras un proceso electoral que implica un ca...

De candidaturas y cabildos de elecciones


Este artículo pretende mostrar la situación que se vive en ocasiones en nuestras hermandades tras un proceso electoral que implica un cambio significativo en los integrantes de la Junta de Gobierno resultante.

Cada Presidente quiere dejar durante su mandato un sello que lo caracterice, una impronta propia para que en los años venideros todo el mundo pueda decir “esto lo hizo o lo consiguió la junta de tal”, o pueda escuchar eso de “esto contigo estaba mejor” o “que pena que te has ido”, cosa que pone el pecho tan hinchado como el Graf Zeppelin. Y aquí nos encontramos con uno de los primeros problemas, un Presidente  no trabaja para su reconocimiento, sino para su Hermandad, y mientras más desapercibido pase mejor, no olvidemos que un Presidente  no es un jefe, es supervisor y coordinador de un grupo de trabajo . No es mejor Presidente  el que más manda y el que más tareas asume, si no el que mejor engranada y engrasada tiene la maquinaria de su hermandad, así ésta debería funcionar por sí misma sin necesidad de tener un técnico vigilándola veinticuatro horas, salvo cuando se estropee. Como si de una empresa se tratase, cada diputación es un departamento, con un encargado al frente, con sus propias responsabilidades y cuentas que dar ante los hermanos. Siguiendo con el paralelismo empresarial, un Presidente  es la cabeza visible de la corporación, su labor es fundamentalmente representativa y de liderazgo. Debe ser la imagen de la Hermandad allí donde esté, pero también saber atraer a los hermanos que por el motivo que sea, se apartaron de la vida de la hermandad, buscar gente que se implique en el día a día para que se siga creciendo y seguir fortaleciendo los cimientos.

La naturaleza del ser humano es complicada para estos temas, ya que el nuevo querrá dejar su propia huella, y muchas veces esto se traduce en intentar hacer más y mejor que el anterior, incluso deshacer lo que está bien simplemente porque fue idea de otro, cuando probablemente lo más sencillo es no tocar lo que ya funciona y dejar que la propia inercia de trabajo de la anterior Junta unido a los pequeños retoques lógicos del nuevo equipo de gobierno sea la que siga haciendo funcionar la maquinaria. Pero no, sobre todo en Juntas no continuistas parece que todo lo anterior no vale y hay que demostrar que hay nuevo “jefe”. En la naturaleza, cuando el jefe de una manada de leones es derrotado, el león que ocupa el puesto lo primero que hace es asesinar a las crías de su predecesor, para asegurarse así que la descendencia lleva sus genes. Esta actitud cainita por desgracia se da en nuestras hermandades, donde la palabra hermandad queda relegada a un segundo plano por el orgullo y el deseo de reconocimiento.

¿Y qué pasa con el saliente? Puede ocurrir dos cosas, que sepa asumir su nuevo estatus y decida vivir su hermandad de la forma más desapercibida o colaborativa posible, o entrar en confrontación cada vez que se hace algo que no es de su agrado, sin importar que durante su mandato se hiciera de esa misma forma, pero como ya no es él el que lo manda, pues ya está mal hecho y por supuesto sin importar que la realmente perjudicada no es la Junta de Gobierno que ya no preside, si no su propia Hermandad, esa a la que dice querer tanto. “El juguete es mío, y si no es mío, lo parto”, como vemos muchas veces en las actitudes más egoístas de patios de colegio. Esta última forma de actuar es muy curiosa, porque la oposición suele ser dura y además sustentada por hermanos que apoyaron a pies juntillas la anterior gestión y a los que se les desinforma deliberadamente. Muchas veces este es el germen de impugnaciones de cabildos, de candidaturas alternativas y de fracturas en el seno de una Hermandad. Sea cual sea la actitud, la figura de ex Presidente  se asemeja al típico jarrón que todos tenemos en casa, que nos regalaron en su día, que tenemos que poner por compromiso y que no sabemos dónde.

Por último tenemos a aquellos que durante el tiempo que estuvo el mandato de la anterior Junta permanecieron en la sombra, bien por desavenencias (ay esos seudónimos en los foros y redes sociales), bien por ver una nueva oportunidad de convertirse en poder fáctico o bien por una manifiesta incapacidad para adquirir o ejercer con garantías un compromiso, pero que buscan dentro de su pequeño mundo el reconocimiento, influencia y poder que creen que injustamente se les ha negado, y que con el cambio ven abiertas de nuevo las puertas del campo. Despiertan de ese letargo como dragones enfurecidos para desacreditar todo lo anterior y poniéndose de la forma mas servil a las órdenes del nuevo Presidente , sin reparar éste que en realidad está siendo utilizado por estos hermanos para asegurarse estar o ser consultado en la toma de decisiones importantes, aunque en el fondo siguen siendo los mismos.

Proverbios 16:18-19 nos dice que, “Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu. Mejor es humillar el espíritu con los humildes, que repartir despojos con los soberbios.”

Malco.

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