Dicen que el mayor enemigo de los cofrades es la lluvia, pero no lo es. El mayor enemigo de los cofrades es la distancia . Esta lejanía pu...

La distancia

Dicen que el mayor enemigo de los cofrades es la lluvia, pero no lo es. El mayor enemigo de los cofrades es la distancia. Esta lejanía puede ser de unos pocos kilómetros, cuando por motivos de salud (propios o de seres muy cercanos) no puedes participar de tu Semana Santa o hacer estación de penitencia con tu hermandad, o pueden ser de cientos de  kilómetros, como es el caso de muchos Cofrades Ausentes de su Semana Santa.

Gracias a que soy un privilegiado y cuento con el apoyo de mi familia, en mi caso sí puedo regresar a mi pueblo durante la Semana Santa y también para uno u otro acto extraordinario que se realiza.

Pero, por otro lado por varias razones algún año no has podido disfrutar de un evento cofrade que llevabas esperando mucho tiempo. Puede parecer que estoy exagerando un poco, pero sólo el que se ha visto lejos de su pueblo durante la Semana Santa que llevaba esperando meses y meses puede entenderme (ojalá que no seáis muchos) Y créanme, no es tan doloroso perderse el acto en sí (que también) sino el hecho de sentirse “excluido” de una cita donde sabes que todos tus paisanos se van a volcar. 

Leer ciertos tuits de vísperas anunciando el gran hito, ver las fotos por el facebook  y, sobre todo, sentir ese ambiente de ocasión especial y saber que tú no vas a estar allí para vivirlo es un 'veneno' un tanto desagradable. Por suerte, si cuentas con amigos y familiares maravillosos, esa desazón puede llegar a convertirse en otra experiencia cofrade más para guardar en la mochila. Porque cuando abres el móvil y ves decenas de fotos, audios y videos de otras decenas de amigos, conocidos e incluso desconocidos que saben de tus circunstancias, entonces te das cuenta de que, en parte, también estás allí, de una forma especial, pero participando, absorbiendo y vibrando como uno más, aunque sea de forma virtual. Y esa magia, esa emoción, esos sentimientos se pueden trasladar a través de las nuevas tecnologías, no sé muy bien cómo, pero es así. Y evidentemente no es una experiencia recomendable, no voy a engañar a nadie, pero os aseguro que uno se acuesta un poquito más feliz sabiendo que tiene otro razón más para proclamar al mundo que tiene unos amigos y una familia que bien merecían salir en procesión extraordinaria los 365 días al año.

Por eso, este año,  quiero pedirle a Dios; qué vuelvan. Que vuelvan a casa en Semana Santa todos los cofrades del mundo que andan desperdigados. Que ninguno tenga que ver a su cofradía en la tablet ni a través de Skype. Que en Semana Santa pasemos lista y no echemos en falta a nadie. 
SMCE

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