Las puertas y ventanas se abren, poco a poco, sin prisas. Ya se acerca el tiempo. Las tardes se alargan tímidas, al encuentro del equilibr...

Mucho trabajo guardado y medio secreto está por mostrarse

Las puertas y ventanas se abren, poco a poco, sin prisas. Ya se acerca el tiempo. Las tardes se alargan tímidas, al encuentro del equilibrio entre la noche y el día. Estamos en la recién estrenada primavera  y de sus fiestas. 

Preparativos de todo un año. Saberes acumulados de mucho tiempo. Mucho trabajo guardado y medio secreto está por mostrarse. Gentes y oficios que se apresuran a limpiar y preparar enseres y arreos. Hay muchas cosas que resolver y falta poco tiempo.

La Ciudad, como la gran casa de todos, se arregla y prepara para las fiestas.

Familias y negocios se preparan para las próximas semanas. Y la ciudad, como gran casa de todos, nuestra y de visitantes, se arregla y prepara para las fiestas. Desde las habitaciones y lugares más pequeños, hasta los salones de recibir. Desde las viviendas más modestas a las más suntuosas. Habitaciones de huéspedes, para invitar y para alquilar. Hay que barrer bien los balcones y azoteas. ¿Y las colgaduras? Están muy estropeadas. Pero la palma la ponemos este año. Bien, tú te ocupas. Trajes y vestidos. Túnicas. Decisiones que tomar. ¿Arreglar o nuevo? Mitad y mitad, como siempre. Algo habrá que estrenar. Desde luego. Y habrá que preparar algo extra de comer para nosotros y para poder invitar. Dulces y potajes de cuaresma. Quesos y embutidos. ¿Cómo quieres este año el bacalao, por lomos o completo? Mejor completo y ya iremos aprovechando todo para hacer con tomate y en guisos .. Las friturillas, por favor, no las dejes de hacer, que sabes que es lo que más me gusta. En casa se come mejor que en la calle. Sí, pero en ciertos momentos.

La fiesta está en la calle y hay que disfrutar de todo lo que se nos ofrece.





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