Lo que hace grande una manifestación religiosa como la Semana Santa, es un cúmulo de factores, devocionales, patrimoniales, estéticos, ...

“DETALLES”


Lo que hace grande una manifestación religiosa como la Semana Santa, es un cúmulo de factores, devocionales, patrimoniales, estéticos, caritativos, rituales, sociales, antropológicos, artísticos, musicales etc. Pero a veces son los pequeños “detalles” los que te hacen ver el nivel alcanzado en la representación visual de los  simbolismos, cosa que está alcance de muy pocos y que marcan la diferencia entre la excelencia cultual y cultural, de la vulgaridad.
Sirvan como ejemplo las fotografías que acompañan este artículo, las imágenes corresponden en primer lugar al besapiés de Nuestro Padre Jesús de la Salud y Buen Viaje, titular de la Hermandad de San Esteban de Sevilla, en ellas aparece el cristo “desnudo”, es decir sin ningún aditamento textil, se muestra tal y como se modeló a finales del siglo XVI, por detrás se ve el altar del quinario instalado para este año y en sus dos laterales aparecen dos querubines, uno porta la caña y otro la clámide.
En el segundo grupo de fotografías, realizadas al día siguiente la imagen ya se encuentra entronizada en las andas para hacer el “Vía Crucis” vespertino que anualmente celebra la hermandad con su titular cristífero. El Señor de la Salud y Buen Viaje aparece revestido con la clámide roja y en sus manos porta la caña, simulando el cetro que sirve de burla y escarnio al “Rey de los judíos”. Si nos fijamos en los mencionados anteriormente querubines, veremos cómo aparecen en su estado original. Estos son los detalles a los que me quería referir para explicar el grado de perfeccionismo simbólico que en algunos lugares de la geografía española se ha alcanzado y que en muchas ocasiones pasa despercibido.


Fotos Texto: Alfonso García

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