Ahora que nos vemos abocados al exilio capillita, que la calor seca nos invade y las procesi...

ROMANCE AL CAPILLITA JARTIBLE EN ESTOS MESES DEL VERANO























Ahora que nos vemos abocados al exilio capillita, que la calor seca nos invade y las procesiones se van alejando poco a poco, es el mejor momento para empezar a cumplir uno de los compromisos que este medio tenia con la literatura. Os traigo un romance del joven y reconocido escritor Gonzalo Gragera. Joven capillita sevillano, conocido hermano de Santa Marta y autor de entre otros, numerosísimos romances dedicados a la ciudad, sus cofradías y sus gentes.

Este romance junto a otra extensa carta de romances y relatos, la podréis encontrar en su blog latrastienda.org Cómo también es ya conocido, podemos escuchar los romances de Gonzalo todos los martes en Cope Sevilla, de 12:30 a 13:30 horas en ‘La Mañana de Cope’ con Paco Robles.


ROMANCE UN CAPILLITA JARTIBLE EN ESTOS MESES DEL VERANO


Se recogieron los corpus,
se guardaron las medallas.
Apenas hay cofradías
estos fines de semana.
Si eso una Virgen del Carmen,
o la Velá de Triana.
¿A qué dedicará el tiempo
nuestro jartible de guardia?
¿Se tomará unas pastillas
para tratarlo con calma?
¿Visitará a su doctor
cuatro veces por semana?
¿Dará un paso más allá
y se apuntará al psiquiatra?
¿Cómo supera la cosa,
cómo gestiona este trauma?
La verdad es que precisa
de la atención sanitaria.

La madre lo lleva al médico
tras dos días en la cama,
y el médico le responde,
vestido de bata blanca:
“¿De verdad su niño piensa
que soy de La Candelaria
por atenderles el martes
y vestir blanca la bata?”.
“Quizá un chute de Amarguras,
¡inyéctele de Font de Anta!”
Pero esto no es suficiente,
pero con esto no basta.
“Probemos con Paco Lola,
a ver si anima esa cara,
tararéale una suya,
tararéale una marcha
de esas con mucho fliscorno,
de esas que dice: Qué guapa”.
Nada, que no da resultado,
aquí no funciona nada.
“Yo lo noto muy papucho,
aún tiene la fiebre alta
y unos ojos como zancos
del paso de la Lanzada.
Mira, mira, que parece
que lo llama Ismael Vargas.
-¡Friki! -¡Dime, dime, dime!
-Vámonos otra vez, miarma.”
“No está bien este muchacho,
ponga en Youtube: La Campana,
hermandad de san Benito,
Pilatos, Semana Santa.
Si no se alivia con esto,
por favor, avise sin falta.”

Y van pasando los días,
van pasando las semanas,
y el muchacho recupera,
muy cortita la llamada,
sin correr, muy poco a poco,
una vida estable y sana.
Ya pasea por la orilla
casi sin hablar de bandas,
no critica al mayordomo
para luego darle ojana,
y un cuadrito en el quinario,
y palmadas en la espalda.
Ahora todo es bañarse
y mojitos en las calas,
y fotos en Instagram:
#relax #summer #calor #playa.

Ya las cosas han menguado,
quizás estén ya curadas,
aunque abra su sombrilla
y piense que es el paraguas
que acompaña al tintinábulo
en esa vara de plata;
aunque coja la bandeja
con el gazpacho y la Fanta
e imagine que es La Cena
transitando por la Alfalfa;
aunque el muchacho confunda
a un helado con la lámpara
del negrito musculoso
del paso de los panacas;
aunque en medio del atasco,
ay, de la N-IV,
nos regale sus izquierdos
con el freno de palanca;
aunque le digas que estamos
inmersos en la campaña,
y haga un símil con la víspera,
con los días que nos faltan…
A pesar de esto, su mente
es normal y equilibrada.
Qué milagro de la ciencia,
qué genialidad la hazaña.
Ya la CIA se ha propuesto
que lo lleven a la NASA.
Y de ahí que venga a vernos,
digamos las cosas claras,
el hombre de este verano.
Su nombre: Barack Obama.

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