Con el tiempo he aprendido muchas cosas. He aprendido que hay que ser feliz por encima de nuestras posibilidades y todo lo demás es lo de ...

Vivir

Con el tiempo he aprendido muchas cosas. He aprendido que hay que ser feliz por encima de nuestras posibilidades y todo lo demás es lo de menos. He aprendido que cuando hace frio hay muy poca gente que te de calor. Que todos entienden de todo más que tú, incluso de tu propia vida, pero no les dejes tus zapatos porque no sabrán andar. La vida me ha enseñado que en lo más insignificante se encuentra lo más grande y que lo material es sólo eso, material. Que una sonrisa puede contener toda la comprensión, que una mirada puede acaparar toda la sabiduria, que un abrazo a tiempo gana batallas…
He aprendido con los años que nadie es tanto ni nadie es tan poco, que el tiempo es inexorable y nos trata a todos por igual. Que tú eres tu mejor oportunidad, por lo tanto no pierdas el tiempo esperando algo inesperado.
He aprendido que los amigos y la familia son el oxígeno para que el alma pueda seguir respirando. Cultivalos, úsalos, rodeate de ellos para seguir creciendo. Aléjate de las personas nocivas, esas que te absorben, que te anulan, que sacan lo peor de ti, que te envenenan.

Con los años he aprendido que nadie va a vivir por ti, por lo tanto, antes de que sea demasiado tarde, vive, sobre todo vive.

Y así,  al final, cuando eches la raya en el mostrador de la vida, consigue que el balance sea positivo y que al salir del bar todos los que queden te aplaudan.
Playa de los Enebrales, Punta Umbría. Foto SMCE

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