En los primeros días del mes de enero es cuando se empiezan a dar a conocer los carteles de la venidera Semana Santa, prácticamente todas las grandes ciudades que poseen tradición y arraigo de esta celebración religiosa ya han mostrado los nuevos carteles para la Semana Santa del 2017.Una vez conocidos se empieza el debate sobre si gusta o no, sobre lo acertado de los motivos, la composición, el colorido etc
Pero también desde hace mucho tiempo el debate sobre los carteles se centra en la técnica del mismo, principalmente sobre si debe ser pintado o si es mejor poner una fotografía. Ciudades como Sevilla han tenido las dos versiones para mostrar y dar a conocer al mundo su celebración religiosa más destacada. En la actualidad la pintura es la fórmula utilizada para realizar el cartel , el Consejo de Cofradías designa anualmente a un pintor de reconocido prestigio en la ciudad para que tenga el honor de ejecutarlo ya que lo hace de manera altruista.
En la ciudad existen numerosos y magníficos fotógrafos especializados en el mundo de las cofradías que saben captar el momento, consiguen realizar encuadres maravillosos y logran instantáneas sublimes por las luces y contraluces, pero la pintura se ha impuesto. ¿Cuáles son los motivos? Quizás y esto es una opinión particular, porque la pintura puede transmitir más los sentimientos, permite que el artista con su creatividad pueda darnos un mensaje y nos haga sentir con mayor verismo lo que representa la Semana Santa.
Un cartel pintado puede significar mucho más que una imagen fotográfica por muy bonita que sea, todo depende del artista que lo realiza y cuando se cumple el resultado es maravilloso. Sirva como ejemplo de lo anteriormente dicho el cartel que realizó en el año 1995 el pintor sevillano Francisco Maireles, es de lo más sencillo, muestra solamente una parte del rostro de la Esperanza Macarena desprovista de encajes y orfebrerías, en sus lágrimas aparecen los rostros del Gran Poder y el Cachorro y reflejándose en su pupila aparece la ciudad que ella ve a través de su ojos.
Texto: Alfonso García
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