El titular es el principal arma para los medios de comunicación y en general para captar la atención del lector, en pocos segundos, a...

Leamos lo que se esconde tras los titulares.



El titular es el principal arma para los medios de comunicación y en general para captar la atención del lector, en pocos segundos, ante cualquier acto comunicativo. En ese instante hacemos énfasis en el tema de nuestro artículo, la tesis central. El problema se presenta cuandohay tantos similares que creemos saberlo todo con unas cuantas de palabras.

¿En cuántas ocasiones te has visto envuelto en una polémica acerca de un artículo tuyo porque el titular no ha sido entendido? ¿Lo has escrito mal (puede ser)? ¿O es que no han leído tu post a la perfección? ¡Hay lectores pasivos, amigo! 

Lejos de posicionarme en un color o partido político, he cogido esta polémica veraniega como ejemplo para explicar lo que quiero decir. Y sí, lo llamo polémica veraniega porque las redes en verano necesitan retroalimentarse con algo y cuando en alguna ciudad falta chicha, la creamos. ¡Cuántos seguidores, retuits y favoritos ganamos guiando nuestros titulares por donde queremos!

Foto Twitter: @alvaroojeda80

En julio al portavoz de Izquierda Unida en Sevilla, Daniel González (@rojosevillano) le han llovido multitud de críticas por un tuit rescatado de 2013 en el que podemos ver la ya típica colgadura navideña de balcón con el Niño Jesús acompañado del siguiente mensaje: “Dios no existe, esto es un muñeco”. Este hecho ha propiciado la polémica veraniega que ha subido como la marea, gracias a infinidad de titulares que nos tocan la fibra sensible y nos hacen mover el dedo más rápido de la cuenta, lo que provoca que el pobre pajarito de Twitter se ahogue en comentarios.

¿Por qué no leemos el interior? ¿Por qué no contrastamos? ¿Por qué nos dejamos llevar por nuestro fanatismo ante determinados temas o pasamos de otros porque, aunque vivamos con eso, no nos interesa? En esta última pregunta podemos incluir a tantas y tantas personas que critican a un partido político por los titulares que lee. Podemos incluir a personas que se ven con poder para opinar sobre algo en lo que no han indagado. Gente que si indigna y te “viste de limpio” (como diría mi abuela) sin ni siquiera haber leído tu opinión y haber pasado el dedo por los botones de compartir. Ya que a nadie le amarga un dulce, a nadie le amarga ver que tu artículo se ha compartido, señal de que, al menos, se ha leído. O no.

Foto: @olreligiosa

Las nuevas tecnologías son muy buenas si se usan bien, pero nos estamos acostumbrando a leer 140 caracteres en Twitter, dos palabras y 20 imágenes en Facebook y una foto en Instagram. Con esto creemos saberlo todo y no es así. Para todo hay un contexto, una circustancia, unas formas y una perspectiva que debe ser vista, observada, analizada y criticada.

No obstante, no estoy intentando que nos convirtamos en filólogos, en intérpretes o que pretendamos saberlo todo, pero sí que el conocimiento que tengamos lleve a sus espaldas unos fundamentos y no tres palabras de un titular. ¿Tan difícil es hacer click sobre la noticia y leer? Estamos informándonos, captando conocimientos sobre un tema y a la vez adquiriendo más vocabulario (que nunca está demás).

Hace tiempo leía un artículo de la periodista Marta Fernández que comenzaba así: España no lee. Y como no lee, no se entiende a sí misma. Ni sabe lo que le pasa. Ni valora lo que le pasó. España no lee y no se entera.

0 comentarios: