Fotos del paso de las carretas del Rocío por Coria del Río, que es muy bonito pues atraviesan el Guadalquivir en barcazas. Se exponen fotos de tres hermandades, la primera con bueyes es Dos Hermanas, las de las mulas es Osuna y la última es Ecija. También se muestran imágenes
del paso de las Hermandades de Dos Hermanas, Osuna y Ecija por Coria del Río.
Fotos Alfonso García.
Este fin de semana la aldea de El Rocío está más habitada que nunca. En este caserío de casas blancas se celebra la romería más multitudinaria de España. Cada año sus calles de arena citan a miles de romeros que pugnan por procesionar a la Virgen del Rocío, conocida como la Blanca Paloma. Sus singulares características urbanísticas y paisajísticas la convierten en un lugar único para vivir el fervor religioso hacia la Blanca Paloma y la placidez natural de Doñana. Es el acontecimiento religioso más importante y multitudinario del año. En el siglo XV se construye la ermita que se erige en las marismas de Doñana. Siglos después se construirá el santuario que sustituye al original y se encuentra en otro emplazamiento. Según diversos estudios la imagen fue esculpida a finales del XIII, aunque sufrió transformaciones en el XVII. Durante la Romería, miles de personas caminan hasta este lugar en la provincia de Huelva. El verdadero Rocío es una mezcla de sentimientos entrelazados: alegría, cantos y fiesta, frente a lágrimas, suspiros, silencio, promesa y expresión de sentidos. La noche del domingo nadie duerme en espera de poder entrar al templo para pasear a la Blanca Paloma. El salto es el momento de mayor fervor, cuando los almonteños invaden la ermita, saltan las vallas y pasean a la Virgen por su aldea.
Hacer el Camino
Días antes de llegar a la aldea, los romeros hacen el Camino, una forma de vivir el acercamiento paso a paso, a pie, en carretas, a caballo, en todo tipo de vehículos. Desde Sevilla, Huelva, Cádiz o cualquier parte de España o del mundo llegan peregrinos. La marcha rociera va acompañada durante todo el camino por un elemento esencial, el tamborilero y el sonar de la flauta. Junto a él, el cohetero siembra el cielo de expresiones que guían y convocan a los más retrasados. Tras ellos, las hermandades y todo un revuelo de flecos, lunares y flores. Lo más típico es hacer el recorrido a caballo, en carreta o a pie, a través de las marismas durmiendo en pleno campo. Estos interminables cortejos, de carrozas entoldadas y repletas de flores, se encontrarán en la aldea onubense de El Rocío este fin de semana.
LUNA DE PARASCEVE