Me gustan las tormentas de verano, me gusta ese olor a tierra mojada. Nada huele como las gotas de lluvia en un día de verano. La lluv...

Ese olor a tierra mojada


Me gustan las tormentas de verano, me gusta ese olor a tierra mojada. Nada huele como las gotas de lluvia en un día de verano. La lluvia de verano parece que para el tiempo, pero sus consecuencias son muy efímeras.

Las tormentas de verano son alarmantes y aparatosas, y la mayoría de las veces nos cogen  por sorpresa. Suelen empezar  con un golpe de viento y un aguacero de goterones gordos que arrancan a la tierra un olor formidable. Luego viene la secuencia orquestal del rayo y el trueno:

Un crujido con efecto de luz seguido de un estruendo.  Después, la lluvia se hace constante y mantiene una cadencia propia, y el cielo se encapota sin piedad. 

Lo malo de las tormentas estivales es que aparecen a traición para estropear la fiesta de un día caluroso y radiante.

Lo bueno es que pasan tan rápido como vienen y sirven para limpiar el ambiente y refrescar la atmósfera cargada del calor polvoriento en las jornadas más extremas de los meses de calor.

SMCE







Fotos y videos: SMCE

0 comentarios: