Los días despiertan cada vez más fríos y el calor del hogar se hace aún más necesario. Ya se empiezan a asomar a los balcones y calles las...

La historia de cada año

Los días despiertan cada vez más fríos y el calor del hogar se hace aún más necesario. Ya se empiezan a asomar a los balcones y calles las primeras luces de navidad aún apagadas.Pronto estaremos inmersos en el invierno que llega sigiloso y se nos va metiendo por los huesos. La calefacción, los abrigos, la copita, las comidas calientes, etc., harán que entremos en temperatura. Cambiaremos de acera por buscar ese rayo de sol tímido pero eficaz que nos hace estremecer y el frío en los pies no se quitará en todo el día, pero sabemos que la camilla nos aguarda para ponerlos encima del brasero. 

Ésta es la historia de cada año, pero hay otra historia en la ciudad que a la par de nosotros, como refugio utilizan los habitáculos de los cajeros. Detrás de cada uno de ellos hay una vida y en muchos casos ni el dinero ni la comida es la cura de sus almas, simplemente necesitan hablar con alguien porque todos somos personas, unos con mas suerte que otros por haber nacido en un sitio u en otro.
SMCE
Estampa otoñal, el calor de una buena lumbre y unas patatas asadas al lado
Foto SMCE

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