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Febrero nos coloca a las puertas de una carrera desaforada que en otro tiempo- seguramente no demasiado lejano- fue plácida y confortant...


Febrero nos coloca a las puertas de una carrera desaforada que en otro tiempo- seguramente no demasiado lejano- fue plácida y confortante. No había prisa ninguna por anticipar lo que hoy consumimos en todo tipo de formatos desvirtuando lo que un día nos hizo felices. No es eso, no es eso... la memoria- siempre la memoria- sigue siendo el mejor espejo de Alicia para sumergirnos en aquella Edad de Oro sin anticipar las consecuencias de este viaje incierto que no tiene billete de vuelta. Pero el trampantojo de esos cielos altos y entoldados- promesas hermosas de marzo- se convierte en una senda que se adentra en los doblados de nuestra propia vida.
Ha pasado ese frío intenso que también nos ha regalado una crudeza que ya ni recordábamos. Mientras tanto, la espera de la Semana Santa, más allá de la tramoya insoportable que hoy la rodea, vuelve a convertirse en una inmersión en lo que un día fuimos. Las semanas, los días y las horas van pelando la cebolla, devolviendo una luz, un horizonte, el ansiado retraso del atardecer, el olor de las naranjas chafadas, el sabor de la merienda a la vuelta del colegio y hasta la secreta esperanza de encontrar en el buzón ese humilde boletín- sólo eran unas fotocopias grapadas-que nos ponía el reloj en una hora de golpe y nos prestaba una felicidad secreta.

Han pasado ya muchos años y la vida ha pasado su ecuador. Pero seguimos persiguiendo por los rincones de nuestro propio altillo ese retrablillo íntimo de sensaciones que nos enseñaron a amar la Semana Santa.

Tiempos de cofradías, que no de hermandades. Pasaron esos tiempos en los que se recolectaban los pocas revistas de semana santa que c...



Tiempos de cofradías, que no de hermandades. Pasaron esos tiempos en los que se recolectaban los pocas revistas de semana santa que circulaban y salían a la luz, cuando un concierto era un acontecimiento memorable. Cuando miraban con extrañeza a un fotógrafo por llevar un trípode. Tiempos de extraordinarias, verdaderamente extraordinarias.

Tiempos memorables cuando un aspirante a presidir una Cofradía no necesitaba hacer campaña electoral. No todo lo antiguo es bueno y lo moderno es malo, pero hemos perdido esa conciencia de grupo, de hermandad, que teníamos y que ahora se ha transformado al compás de esta sociedad desnaturalizada.

Trataremos de apoyarnos en los momentos que nos queden, en el trabajo de los artesanos, de las bandas, de los floristas, de los bordadores,..., de todas esas personas que ponen el corazón en lo que hacen. Y en los momentos que nos pinchen en el corazón detrás de un paso al son de una marcha. Voy a hibernar que llega el frio al alma.

Las puertas y ventanas se abren, poco a poco, sin prisas. Ya se acerca el tiempo. Las tardes se alargan tímidas, al encuentro del equilibr...

Las puertas y ventanas se abren, poco a poco, sin prisas. Ya se acerca el tiempo. Las tardes se alargan tímidas, al encuentro del equilibrio entre la noche y el día. Estamos en la recién estrenada primavera  y de sus fiestas. 

Preparativos de todo un año. Saberes acumulados de mucho tiempo. Mucho trabajo guardado y medio secreto está por mostrarse. Gentes y oficios que se apresuran a limpiar y preparar enseres y arreos. Hay muchas cosas que resolver y falta poco tiempo.

La Ciudad, como la gran casa de todos, se arregla y prepara para las fiestas.

Familias y negocios se preparan para las próximas semanas. Y la ciudad, como gran casa de todos, nuestra y de visitantes, se arregla y prepara para las fiestas. Desde las habitaciones y lugares más pequeños, hasta los salones de recibir. Desde las viviendas más modestas a las más suntuosas. Habitaciones de huéspedes, para invitar y para alquilar. Hay que barrer bien los balcones y azoteas. ¿Y las colgaduras? Están muy estropeadas. Pero la palma la ponemos este año. Bien, tú te ocupas. Trajes y vestidos. Túnicas. Decisiones que tomar. ¿Arreglar o nuevo? Mitad y mitad, como siempre. Algo habrá que estrenar. Desde luego. Y habrá que preparar algo extra de comer para nosotros y para poder invitar. Dulces y potajes de cuaresma. Quesos y embutidos. ¿Cómo quieres este año el bacalao, por lomos o completo? Mejor completo y ya iremos aprovechando todo para hacer con tomate y en guisos .. Las friturillas, por favor, no las dejes de hacer, que sabes que es lo que más me gusta. En casa se come mejor que en la calle. Sí, pero en ciertos momentos.

La fiesta está en la calle y hay que disfrutar de todo lo que se nos ofrece.





Las primaveras no perdonan Las primaveras no perdonan, irremediablemente van pasando las hojas de un libro polvoriento que viene escrib...


Las primaveras no perdonan
Las primaveras no perdonan, irremediablemente van pasando las hojas de un libro polvoriento que viene escribiéndose con la tinta de nuestras vivencias desde tiempos inmemoriales, capítulo tras capítulo; generación tras generación, sin prisa pero sin pausa. Ese libro es una crónica pormenorizada de todas nuestras hazañas, en él se narran los sueños que escaparon de nuestro recuerdo, aquellas historias de amor que creímos haber guardado celosamente, y por supuesto también todas y cada una de nuestras correrías de la niñez, aquellas con las que aprendimos a conocer las verdaderas entrañas de nuestra Semana Santa.

Las primaveras no perdonan, las flores nos despiertan con su aroma del oscuro letargo al que el invierno nos tiene sometidos. Son fechas de preparativos, de guiños al pasado volviendo a retomar unas costumbres que no entienden ni de tiempos ni de épocas, pues he ahí la magia de las vísperas: la de demostrarnos que nuestras costumbres más enraizadas no cambian a pesar de que vemos cambiar todo lo que las rodea. Por más que cambien los tiempos, la cuaresma volverá a durar cuarenta días; cuarenta días que pasarán, como pasa el viento entre los naranjos componiendo esa sinfonía de espera que nos acompañará durante el mes de marzo. Serán tiempos de cartas, boletines, de recibos, de ensayos y de rituales propios de cada casa que nos harán sentir más partícipes que nunca de la Semana de Pasión.

La semana que se teje con las ilusiones de un pueblo que espera su llegada.


Hablando con gente de mi edad cada vez se cansa uno de las redes sociales, especialmente las de tipo Facebook, que sólo sirven para cotill...

Hablando con gente de mi edad cada vez se cansa uno de las redes sociales, especialmente las de tipo Facebook, que sólo sirven para cotillear, linchar a alguien públicamente, o medio de soporte de las famosas fake news.

Hace diez años que casi no existían estas redes sociales, eran los blogs los que mas protagonismo tenían, ahora hasta mi abuela tiene Facebook.

¿Qué está ocurriendo? Muchos hablan de fatiga o hastío de las redes sociales. Twitter o Facebook llevan ya más de una década entre nosotros. La fiebre inicial va pasando. Aunque yo me declaro más fan del primero.

Además, empezamos a conocer ya sus virtudes y sus defectos. Por ejemplo, en pleno debate sobre las fake news -las noticias falsas que proliferan en la Red- cabe constatar que la credibilidad de estas plataformas ha caído, los usuarios ya no le dan tanta nota a la confianza que les merece la información que reciben en redes sociales. La privacidad va ganando también protagonismo, bien es cierto que a una cierta edad. Pero incluso los adolescentes valoran más las aplicaciones como WhatsApp o Snapchat que las redes como Facebook. 

Se produce demasiada información y la gente empieza a desconectar. En los próximos años se va a producir un social media fatigue. A la gente le va a empezar a dar igual lo que se cuelga on-line de continuo. Social media fatigue es la expresión de moda y no necesita mucha traducción.

foto SMCE


Foto SMCE La mejor manera de conservar los amigos es no pedirles ni deberles nada (Francois de Rochefoucauld) Qué soplo de aire fr...

Foto SMCE

La mejor manera de conservar los amigos es no pedirles ni deberles nada
(Francois de Rochefoucauld)

Qué soplo de aire fresco, pero ¿qué digo soplo?, un auténtico vendaval de aire purísimo que nos reconciliaba con el día a día. Fue con ocasión del reencuentro con amigos a los que no veíamos desde hace una barbaridad de años y a los que teníamos que reconocer no sin identificar nombre y apellidos. Cómo pasa el tiempo, cómo te crees que el único que ha vencido al paso de la vida eres tú. A fuerza de verte a diario en ese espejo que con tanto cariño nos trata crees que el tiempo sólo pasa por el prójimo. Pero a lo que iba, a lo del soplo de aire que entró por esa ventana abierta del mucho tiempo sin vernos. Reunión entrañable con amigos que no necesitaron tratarse a diario para conservar el afecto. Fue tan entrañable la convivencia que ni siquiera se le ocurrió a ningún asistente el tema de los catalanes. Qué alivio.

SMCE

La paciencia y la perseverancia tienen un efecto mágico ante el cual las dificultades desaparecen y los obstáculos se desvanecen. — John...

La paciencia y la perseverancia tienen un efecto mágico ante el cual las dificultades desaparecen y los obstáculos se desvanecen.
John Quincy Adams

Hoy me he dado cuenta que el blog ha superado las 250.000 visitas, por eso quiero dar las gracias a todos los que alguna vez han e...



Hoy me he dado cuenta que el blog ha superado las 250.000 visitas, por eso quiero dar las gracias a todos los que alguna vez han entrado y en especial a todos los que estáis suscritos.
Poco a poco intentaré mejorar dentro de lo que esté en mi mano el blog, hace poco cree una cuenta de instagram donde voy subiendo fotos y donde podéis seguirme también.

Si tenéis alguna sugerencia la podéis dejar por aquí o bien mandármela por mail, y nada más, de nuevo muchas gracias a todos por estar ahí y seguir pasando por aquí que mientras vea que hay interés seguiré escribiendo post y subiendo fotos a la página.

!Muchas gracias a todos!




Foto SMCE Todo fluye y nada permanece – Heráclito  “No hay mal que cien años dure”. Nada es permanente. El cambio form...

Foto SMCE



Todo fluye y nada permanece – Heráclito 

“No hay mal que cien años dure”. Nada es permanente.


El cambio forma parte de nuestra naturaleza, todo cambia, lo queramos o no, es un hecho. Las cosas cambian, las situaciones, el entorno, las personas también porque crecemos y evolucionamos.

A veces los cambios nos vienen impuestos y a veces somos nosotros mismos quienes lo promovemos. Y siempre hay una fase de resistencia al cambio, porque nos da miedo.

En cierto modo es normal tener miedo al cambio y sentirnos preocupados, angustiados, enfadados o confusos. Tenemos miedo a los cambios y nos resistimos porque solemos pensar que perderemos estabilidad, seguridad, que nada volverá a ser lo mismo.

Pero el cambio no es eliminar lo conocido sino ampliar nuestra área de actuación. Los cambios traen muchas cosas buenas, aunque asimilarlos cuesta un tiempo y cada uno tiene sus mecanismos.

En nuestra experiencia personal hemos tenido grandes cambios, muchos de ellos “provocados” por nosotros mismos, cambio de ciudad, de país, de trabajo, de estilo de vida … los cambios dan respeto sí, pero os contamos cuál es nuestro secreto: “para volver a lo de antes siempre hay tiempo”.

Como decíamos al principio, todo cambia, lo quieras o no y puedes ser parte activa de ese cambio y afrontarlo con la mejor actitud o puedes “sufrirlo” porque lo que es inevitable es el cambio.

Lo que más importa es ser fiel a uno mismo. Eso vale mucho. Jamás hay que traicionarse. Hay que creer en lo que se cree aunque se te vay...

Lo que más importa es ser fiel a uno mismo. Eso vale mucho. Jamás hay que traicionarse. Hay que creer en lo que se cree aunque se te vaya la vida en ello. 
Benito Taibo, Persona Normal
Semana Santa 2010 # 40

Las palabras sobran con este corto de animación, que nos hace reflexionar sobre el valor de ser fiel a uno mismo. Creemos que si encajamos en la sociedad, es decir, si hacemos lo que los demás esperan, seguimos las modas o cumplimos los objetivos que nos imponen, seremos más valorados, reconocidos y más felices.

Pero la felicidad está, más bien, en reconocerse como alguien diferente, único y por tanto especial. Inevitablemente, la globalización, la rutina y el ritmo que nos marca la sociedad, nos lleva a ser absorbidos y homogeneizados perdiendo nuestra identidad, pero está en nuestras manos reconocer aquellas cosas que ponen un toque de color a nuestro día a día.

Y para eso, los niños y niñas son grandes expertos. Ellos aun son capaces de mostrarse tal como son, sin miedo a soñar e imaginar su vida “a todo color”. Tratemos pues de acallar nuestros miedos, permitiéndoles ser tal como son y trasmitiéndoles que les aceptamos y valoramos, de modo que crezcan seguros y felices, brillando con luz propia.


¨La Semana Santa no es obra ni de los curas ni de los gobernantes, sino de los cofrades, de una organización netamente popular y de origen...

¨La Semana Santa no es obra ni de los curas ni de los gobernantes, sino de los cofrades, de una organización netamente popular y de origen gremial ¨

EL CARDENAL, EL GOBERNADOR Y LAS COFRADÍAS

CUALQUIERA QUE SE HAYA ACERCADO A LA HISTORIA DE LAS COFRADÍAS CONOCE LA GRAN CANTIDAD DE CONFLICTOS CON LAS AUTORIDADES, SOBRE TODO ECLESIÁSTICAS, PERO TAMBIÉN CIVILES

Extraigo un texto de una publicación de la página "secretolivo". 

Afirmaba, en la primavera de 1935, el maestro de periodistas sevillano Manuel Chaves Nogales que “los dos enemigos natos de la Semana Santa sevillana son el cardenal y el gobernador, el representante de la Iglesia y del Estado“. Y añadía que “sin las hermandades no habría Semana Santa, por más que se empeñase en ello la Iglesia o los gobiernos“. “La Semana Santa -continuaba- no es obra ni de los curas ni de los gobernantes, sino de los cofrades, de una organización netamente popular y de origen gremial que ha estado siempre en pugna con los poderes establecidos“.

Esta visión, contraria a la retórica oficial de su tiempo y muy alejada del relato dominante durante la dictadura franquista y la actual Segunda Restauración Borbónica, seguro que escandalizaría a no pocos de sus coetáneos y -seguro- a casi todos hoy, si la aplicáramos a nuestro presente. El secuestro interpretativo de la Semana Santa sevillana, y en general andaluza (que analicé por primera vez en un pequeño librito de 1982, seis veces reeditado), que es consecuencia de la aceptación del monopolio del poder eclesiástico sobre los rituales y el imaginario de toda fiesta en la que sean centrales iconos y otros elementos expresivos religiosos, ha llevado a que casi todos -tanto los inmersos en el nacional-catolicismo o en el posterior municipal-cofradierismo como los contrarios a estos- hayan interiorizado que la autoridad y el control sobre la Semana Santa sea algo propio de la jerarquía eclesiástica, con la colaboración subalterna de las instituciones políticas.

Chaves Nogales afirmaba algo muy distinto: que tanto el cardenal (hoy diríamos el obispo en cada Diócesis) como el gobernador (hoy, el alcalde o su delegado de fiestas mayores, y concretamente en Sevilla el omnipresente y omnipotente Cecop) son los enemigos principales de la Semana Santa y de las cofradías. Del carácter popular de esta y de su carácter multidimensional.

Cualquiera que se haya acercado a la historia de las cofradías conoce la gran cantidad de conflictos con las autoridades, sobre todo eclesiásticas pero también civiles. Las primeras pretendieron siempre controlarlas a golpe de Sínodos, Decretos y Normas Diocesanas, y las segundas mediante apoyos, económicos o de otro tipo, o prohibiciones, según los momentos. Siempre las cofradías, o al menos las que no estaban formadas por personas de alcurnia, fueron díscolas y opuestas al clericalismo, más allá del protocolo, la cortesía o el acatamiento debido a nivel público a los pastores. Por eso, siempre, las cofradías han estado miradas con desconfianza por parte de la jerarquía y de muchos clérigos. ¿A qué responde, sino a la aspiración de independencia, el empeño por tener capillas propias?

Este carácter peculiar de las hermandades, el que muchas veces fueran refugio de heterodoxos y referentes -ellas y sus imágenes- de identidades sociales y/o territoriales específicas, junto con las características de la cultura andaluza en el ámbito de la religiosidad popular, hicieron que la Semana Santa, en Sevilla y muchas ciudades y pueblos andaluces, se convirtiera en lo que los antropólogos y sociólogos denominamos un “hecho social total”, en este caso una celebración pluridimensional que desborda el ámbito de lo religioso sin negar este, y que atañe, de una manera u otra, al conjunto de la sociedad. Pero desde hace unos años, y tras un tiempo de “olvido” o incluso de hostilidad hacia las cofradías, el empeño de convertir a estas en sólo “instrumentos pastorales” y la sumisión de sus dirigentes no sólo a los dictados sino a las simples deseos o insinuaciones del obispo o párroco del lugar, está haciendo perder a las cofradías algunas de las dimensiones que siempre habían tenido y por las que han sido -y parcialmente son todavía- instituciones populares.

Si a este control eclesiástico, acentuado tras su definición jurídica como asociaciones públicas, y no privadas, de la Iglesia, unimos el creciente intervencionismo de los ayuntamientos y otros poderes en la organización de la Semana Santa, ahora en nombre, sobre todo, de la seguridad, tenemos como resultado que las cofradías -a pesar de su crecimiento numérico y de la espectacularización de sus procesiones- han visto reducida su capacidad de decisión y que la Semana Santa se oficializa cada año más. Como consecuencia, peligra su continuidad como “hecho social total” y corre el riesgo de convertirse en una fiesta unidimensional, integrista y mercantilizada, asumida sólo por una parte de la ciudadanía. ¿Es esto bueno? ¿Para quiénes? ¿Para qué intereses?

Texto: Isidoro Moreno
Catedrático de Antropología de la Universidad de Sevilla y miembro de la Asamblea de Andalucía


La sociedad española vive un momento convulso. Numerosos cambios sociales, económicos y políticos provocan todo tipo de opiniones que encu...

La sociedad española vive un momento convulso. Numerosos cambios sociales, económicos y políticos provocan todo tipo de opiniones que encuentran en las redes sociales su mayor amparo y refugio. Es común recibir insultos y amenazas en estos tiempos a través de estas vías, siempre tras un perfil no personal o, mejor dicho, que oculta la verdadera identidad del usuario que comete las ofensas.

El respeto a la libertad de expresión y de información no son más que derechos fundamentales de cualquier ciudadano, recogidos en el artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Hoy por hoy estos derechos chocan frontalmente contra intereses promovidos por diversas esferas y movimientos, más pendientes de acallar voces críticas que de conducir sus esfuerzos al bien común.

Este será más o menos acertado, pero jamás debe chocar frontalmente contra las opiniones contrarias, salvo que estas conlleven los insultos o amenazas ya mencionados, en cuyo caso parece más razonable acudir a instancias judiciales.

Sirvan, por tanto, estas líneas para mostrar el apoyo de todas aquellas personas que bien en un medio digital como este u otro medio expresan libremente sus opiniones sin tener miedo a la censura a la que en un futuro pueden ser condenados.


La memoria es una artista extraña, redibuja los colores de la vida, borra lo mediocre y sólo conserva los trazos más hermosos, las curvas ...

La memoria es una artista extraña, redibuja los colores de la vida, borra lo mediocre y sólo conserva los trazos más hermosos, las curvas más conmovedoras.
Las cosas que no nos dijimos - Marc Levy
Foto SMCE

Es de lo más 'cool' tener una página web en la sede de la cofradía, y es de lo más 'in', si además se combina con un blog ...

Es de lo más 'cool' tener una página web en la sede de la cofradía, y es de lo más 'in', si además se combina con un blog fotográfico sobre la misma, y todo eso...

Bien, pero ¿qué pasa cuando el inventor de la idea se da de baja en la misma, o simplemente pasa su ciclo en la cofradía? ¿Qué pasa cuando la web empieza a no actualizarse o a enseñar cosas que hace mucho tiempo que quedaron obsoletas..?

Pues eso, que se dan casos ciertamente absurdos, de páginas desfasadas y 'fueras de cacho', como diría el taurino.

Así que espabilen, queridos cofrades, y pónganse a trabajar, y si no, cierren las webs. Es lo mejor para todos.

¿O no?

Esmérate en vivir y compartir la alegría, los mejores momentos son los que nos quedan. “Algún día tú vida pasará frente a tus ojos...


Esmérate en vivir y compartir la alegría, los mejores momentos son los que nos quedan.
“Algún día tú vida pasará frente a tus ojos asegúrate de que valga la pena mirar.” 
― Gerard Way


Somos esclavos de la tecnología. Estos adelantos nos dan agilidad y tranquilidad, pero ¿te has parado a pensar lo felices que éramos sin e...

Somos esclavos de la tecnología. Estos adelantos nos dan agilidad y tranquilidad, pero ¿te has parado a pensar lo felices que éramos sin ellos? Te levantas y lo primero que haces es mirar al móvil, vas a la cocina y le das al botoncito de la cafetera de cápsulas, te sientas a desayunar y miras en la tablet la prensa, las cuentas del banco o los correos electrónicos.

Vas al trabajo escuchando el ipod cargándolo en el usb del bus o te vas a ver un cliente en el coche mientras escuchas la radio con mp3, te guía el navegador y hablas con el manos libres.

 Llega la hora de comer y con un código QR le puedes decir al muchacho de la hamburguesería que quieres un menú con patatas y refresco. Mientras te lo comes te llegan mensajes preguntándote si te gusta el sitio, los trescientos grupos de Whatsapp, Twitwer, Facebook.

Sales corriendo mientras conectas la power bank al teléfono que está a punto de morir, no llegas a tiempo y se apaga, no te acuerdas del PIN y lo bloqueas te pide el PUK y ya es cuando empiezas a cambiar de color, necesitas llamar al colegio por que no llegas a recoger al niño y no te sabes ni un teléfono de memoria.

Llegas a casa por la noche con un estrés fuera de lo normal. Llenas todos los enchufes de cargadores y te acuestas rezando por que ningún aparatito te falle.

No sé si tanto adelanto a veces compensa.
Foto SMCE

Tener y cultivar la ilusión es uno de los motores de nuestra existencia. Y la ilusión está estrechamente unida a los sentidos. Es...




Tener y cultivar la ilusión es uno de los motores de nuestra existencia. Y la ilusión está estrechamente unida a los sentidos. Es esa capacidad que poseemos las personas para reunir todas nuestras fuerzas y concentrarlas a favor de la conquista de un objetivo.

La ilusión está conectada a emociones positivas. Cuando nos ilusionamos nos sentimos bien, nos sentimos plenos y motivados. Nuestra mirada cambia. Nuestro estado emocional también. Nos sentimos entusiasmados y cargados de energía. Es un sentimiento que nos da fuerza.

La ilusión sirve para no rendirnos, para llenarnos de aliento y empujarnos a conseguir nuestros objetivos a largo plazo. 

Pues de esto se trata, seguir progresando, seguir creciendo, seguir ilusionándose con nuevos proyectos (hasta aquí puedo leer), en próximas entradas os desvelaré nuevos proyectos que nacerán fruto de la ilusión y el tesón del ser humano en algo.

Tener ilusión aviva nuestro sentimiento de felicidad, pero eso es algo que debemos cultivar. Pero, como todo, hay que trabajarlo. 

Buscar actividades nuevas que gusten, emocionarse con todo lo bueno que da la vida, aprender de cada nueva experiencia y recordarse que cada día es un día menos para conseguir lo que se desea ayudará también a fortalecer esa ilusión. Lo importante es ir sumando momentos para volver a tener ilusión, esa ilusión que nos ayudará a seguir avanzando.

“Nada es más triste que la muerte de una ilusión.”
-Arthur Koestler-


La soledad es necesaria para gozar de nuestro propio corazón y para amar, pero para triunfar en la vida es preciso dar algo de nuestra vi...

La soledad es necesaria para gozar de nuestro propio corazón y para amar,
pero para triunfar en la vida es preciso dar algo de nuestra vida
 al mayor número de gentes.

Stendhal (Beyle, Henri)
Foto: SMCE

Todos los que nos consideramos cofrades tenemos en nuestra cartera esa Foto que tanto mimamos. Esa Foto con mayúsculas, la fotos de nuest...


Todos los que nos consideramos cofrades tenemos en nuestra cartera esa Foto que tanto mimamos. Esa Foto con mayúsculas, la fotos de nuestras devociones que la llevamos guardadas como si de un familiar más se tratase…y en verdad es que lo son.
Los cofrades tenemos muchos defectos (no planchar la túnica algunos y querer siempre arreglar la Hermandad de otro cofrade son dos de ellos) pero sabemos lo que de verdad importa y merece la pena. Y como nos gusta sentirnos arropados los llevamos a Ellos con nosotros para que bueno, nos guíen un poquito… que tienes un examen, miras la Foto; que tienes una entrevista de trabajo, miras la Foto; que tienes una cita, miras la Foto; que buscas aparcamiento, miras la Foto y… y te comes el coche de enfrente porque Ellos no están para ese tipo de pamplinas, así que vamos a preocuparlos con lo que de verdad importa.
¿Y las Fotos en los bares? No hay nada más confortante que entrar solo en un bar, sentarse, pedir algo (la sin alcohol y el agua con gas no lo considero “algo”) mirar la pared y ver la Foto de tu Vecino colgada en el lugar más privilegiado que un bar puede tener; la columna donde se ponen los dibujos del colegio de los hijos del camarero. Ves la Foto y te sientes como en casa, es más, te sientes mejor que en casa porque en casa no suele haber un tirador de cerveza. Y es que, querido amigo, no te fíes nunca de un bar que no tiene ninguna Foto colgada de un Vecino… algo raro tiene que tener para que después del tiempo que pasamos allí no hayan llevado ninguna.


Hospitales, bares, coches, taquillas, carteras… estampitas y fotos de nuestros Vecinos que lo llenan todo, literalmente todo, todo, todo; el cristal de la mesilla de noche, los bolsillos de dentro de los trajes de chaqueta de los niños en las comuniones, debajo de los cojines de los sofás de las abuelas justo al lado de los envoltorios escondidos de los bombones… que no hay nada más raro en este mundo que ver a un cofrade tirando fotos, que nos cuesta trabajo hasta tirar las papeletas de Navidad aún sabiendo que no han tocado porque llevan la foto de los titulares.Pues eso, que nunca nos falte esa Foto en la cartera, que nunca nos falte esa mirada de eternos enamorados que les echamos cada vez que los vemos. Que nunca nos falte ese apoyo y esa ayuda que nos dan con solo mirarlas, que todo tiene sentido teniéndolos a Ellos cerquita, en los sitios que sabemos que nos hacen falta para mirarlas de vez en cuando y que nos salga del alma un “GRACIAS”… y es que una Foto de Ellos puede ayudar más que mil consejos a tiempo, ¿a que sí?

Cuando el tiempo se pare… A veces el tiempo se para. Hay momentos en los que todo está equilibrado. Son segundos, pero te llenan de un...

Cuando el tiempo se pare…

A veces el tiempo se para. Hay momentos en los que todo está equilibrado. Son segundos, pero te llenan de una paz que no puedes describir con palabras, de una ternura suave o de una felicidad que te eriza el alma. Es en esos instantes en los que tenemos que hacer una fotografía nítida, con mucha luz, y guardarla bajo llave en el cajón de nuestra memoria.

Yo tengo mi cajón lleno. Allí está el primer llanto de mi hijo al nacer, un beso de amor verdadero, la risa más sincera de un amigo, el abrazo infinito de mi madre, el aliento cercano de alguien que está lejos, un éxito profesional muy trabajado…

Porque los momentos se escapan como agua entre los dedos y cuando se pasa ese efímero instante, cuando la realidad se vuelve densa hasta hacer que te falte el aire, es entonces cuando hay que coger la llave, abrir ese cajón y dejar que se escape una sonrisa al mirar cada foto que has hecho en el camino.

Los instantes eternos terminan inexorablemente, por eso hay que quedarse con el sabor, guardar fotos, muchas fotos en el cajón de los recuerdos, para que cuando arrecie la tormenta sepamos por qué tenemos que bailar bajo la lluvia sin llorar.

SMCE

Señor del Gran Poder, Sevilla