Una
junta directiva no constituye por sí sola una hermandad. Pero resulta innegable que la actuación de una junta influye
sobremanera en el auge o decadencia de una hermandad. Aunque las decisiones
finales más importantes dependen- al menos, en teoría-del cabildo de hermanos, la acción inmediata y la propia vida de la
hermandad vienen determinadas, en buena parte, por su mesa de gobierno. Es
algo similar a lo que sucede en la vida publica. El poder reside en el pueblo
cuando vota. Pero luego quien gobierna es el Ejecutivo.
Cofrade que sostiene el cetro de presidente |
Las
cofradías, en lo referente a sus juntas, están regidas por unas normas más
severas que las existentes en la propia vida publica. Un presidente de gobierno
nacional o regional, un alcalde, un parlamentario o un concejal si cumplen
eficazmente- o si consiguen que el público se lo crea puede ser reelegido para
varios mandatos. Por contra, en las cofradías un buen presidente sólo lo puede
ser durante dos mandatos (entre 8 o 10 años, según estatutos de la cofradía), sólo puede ser reelegido una vez. Igual ocurre con un buen tesorero,
un buen secretario o un buen prioste, aunque aquí cabe la trampa legal de que
cumple dos mandatos como segundo para después ser primero (ejemplo: antes era vicetesorero y ahora es tesorero), y llevarse en el cargo el doble.
También es cierto que, tras un periodo de descanso oficial, un buen cofrade
puede repetir en un cargo.
Hay
quienes piensan que esta exigencia debería suprimirse para equiparla a la vida
pública. Hay quienes sostienen que la continua
renovación es un lujo para las hermandades pequeñas. Y a veces se da el caso de que el presidente lo es sólo en el tapado de
quien verdaderamente gobierna en la cofradía.
La historia de nuestras hermandades esta atestada de conocidos cofrades que se hicieron populares precisamente por desempeñar un cargo durante un montón de años, tal vez durante toda su vida cofradiera.
La historia de nuestras hermandades esta atestada de conocidos cofrades que se hicieron populares precisamente por desempeñar un cargo durante un montón de años, tal vez durante toda su vida cofradiera.
Diferentes cetros de cargos de junta |
Realmente
es complicado un pronunciamiento definitivo. Resultaría difícil decidir si es mejor que los cargos
fuesen rotativos durante poco tiempo, para que nadie se eternice, o si sería
preferible que un buen presidente lo siguiese siendo mientras no se demostrara
que puede existir otro mejor. En
princicipo, en el reglamento diocesano aparece la cláusula de los dos mandatos
como máximo ( que en muchos casos debería
ser una sugerencia, no una imposición). Pero en nuestro pueblo está normativa, con la consiguiente
rotación de cargos, ha dado, en general,
buenos resultados. Ha permitido un mayor dinamismo en la vida interna de las hermandades,
ha posibilitado una mejor integración de muchos hermanos y ya coincidido con
una época considerada de esplendor y de mayor participación.
Quizás
en el futuro pueda analizarse hasta que
punto la rotación en las juntas de gobierno ha influido en este auge de las
cofradías. Por ahora sabemos que son fenómenos coincidentes y probablemente
interrelacionados. Pero se precisará más
tiempo para comprobar si esta tendencia se mantiene, decrece o aumenta.
Estas renovaciones
forzosas de las juntas de gobierno han posibilitado que una generación aún
joven, cuyos integrantes no han cumplido el medio siglo, ejerzan puestos de
máxima responsabilidad.
Por tanto, ha favorecido un
rejuvenecimiento de la vida cofradiera, en mayor medida de lo habitual en décadas
precedentes. Sin embargo, para una junta de gobierno-que tiene una gran responsabilidad-también
puede resultar peligrosa una renovación completa y simultánea, con la
consiguiente carga de inexperiencia. El
camino mas prudente es el que siguen la mayoría de las hermandades, que
renuevan parcialmente sus juntas para intentar complementar la madurez y la
juventud de sus hermanos.
SMCE.
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